Sebastián Martínez le compartió a sus seguidores que puso a prueba a su esposa, Kathy Sáenz, con un curioso reto para ver si llegaba a mentirle respecto a una actividad que ella estaba llevando a cabo. Y tal y como él esperaba, al final terminó confrontando a su pareja sobre este detalle.
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El par de colombianos suele compartir varias historias y publicaciones en donde ambos se roban las miradas, bien sea con detalles cotidianos, dando paseos en diferentes países, trabajando en su finca o realizando algunas pautas publicitarias, varias de ellas relacionadas con el emprendimiento de Sáenz.
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Pero en esta oportunidad, el actor quiso ponerla a prueba, mostrando que estaba recibiendo un tratamiento de pedicura en casa. Pero en otro clip en el que aparece en su carro contó que muchas mujeres suelen exagerar con el tiempo que dicen que van a tardar en este procedimiento.
Y es que Sebastián Martínez asegura que cuando ellas dicen que tardarán “media horita”, el resultado puede tardar unas “tres horas”, aprovechando también la oportunidad para contar que si bien ellos pueden aguantar este tipo de cosas, todo cambiaría si los hombres llegaran a hacer este mismo enunciado y tarden realmente tres horas, dando a entender que el resultado sería caótico para ellos.
A propósito de esto, el colombiano quiso salirse con la suya y tardarse “media horita” en asuntos personales, mostrando cómo se iba de paseo a un concesionario.
“Como ya yo me conozco mi gente, entonces digo: ‘hazte las uñas tranquila que mientras tanto yo vengo por aquí, hago unas vuelticas. Yo también me demoro media horita nada más, mi amor. Es media horita’”, dijo Martínez.
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Sebastián Martínez pilló en la mentira a Kathy Sáenz
En la misma serie de historias, cuando Sebastián Martínez regresó a su casa, encontró que al parecer su mujer seguía siendo atendida por la manicurista, dejando en evidencia que no solo se tardó “media horita”.
“Sigues ahí. Gente, media hora en tiempos ‘Kathysianos’ de uñas son cuatro horas y media”, dijo el actor mientras su esposa intentaba defenderse al indicar que ella ya había terminado y que era el turno de su hijo, Amador.