Hace diez años nadie podía imaginar que ese profesor de inglés y graduado de una universidad de Puebla se convertiría en el sueño dorado hecho realidad de grandes como Richard Kapuscinski o Hunter S. Thompson en plena era de Internet. Pero desde mitades de la década pasada, Luisito Comunica, un jovencito de rizos desperdigados con actitud desenfadada se enfrentó a la realidad cotidiana de México a la realidad de un mundo interminable.
Eso, en menos de diez años, le ha reportado a Luis Arturo Villar Sudek más de 42 millones de seguidores a nivel mundial. Desde comida asquerosa, campos de concentración, hasta la prisión de Bukele: no hay tema prohibido. Eso es lo que lo ha llevado a escribir un libro como ‘Lugares Asombrosos’.
Así, previo a su estancia en Bogotá, en plena Feria del Libro 2024, NUEVA MUJER COLOMBIA lo entrevistó sobre su forma de contar historias.
¿Cuál ha sido el lugar más impactante que visitaste y que te costó narrar y por qué?
Sin duda, uno de los sitios más impactantes que he visitado ha sido Toraja, en Indonesia. Entre muchas tradiciones relacionadas a la muerte, las personas ahí desentierran a sus fallecidos para cambiarles de atuendo periódicamente, lo cual resulta impresionante para cualquiera que no esté acostumbrado a ver cuerpos momificados tan de cerca.
Los aromas son fuertes, incluso inhalar los polvos que desprenden los humanos sin vida puede ser peligroso para los pulmones. No obstante, hace su mejor esfuerzo por documentar con el mayor respeto y la mejor actitud las tradiciones ajenas.
¿Qué lugar de la tierra te falta por visitar y qué te gustaría contar?
Nunca he estado en el continente de Oceanía, y curiosidad no falta. Una serie de videos por Australia y sus territorios aledaños sería sin duda fascinante. Pronto me tendré que dar una vuelta.
¿Cómo ha evolucionado ese Luisito de 2016 hasta acá en su forma de narrar?
En 2016 yo era mucho más informal y menos constante con mi contenido. El formato era un poco más al aventón, con la mentalidad de “a ver qué sale”.
Hoy en día mi contenido lleva una planeación e inversión mucho mayor, y llega a audiencias más grandes, por lo que se requiere tomarlo con mucha más seriedad. Aún así, siempre me divierto muchísimo y esa “seriedad” realmente no se nota por el gran gusto que le tengo a mi profesión.
¿Qué es en lo que más te enfocas cuando visitas un lugar?
La gente local, sus tradiciones e ideas. Sin importar qué tan lindos sean los monumentos o bellezas naturales de cualquier sitio, siempre me parecerá mucho más intrigante el saber cómo viven las personas su cotidianidad fuera de lo turístico.
¿Qué historia sientes que te falta por contar y no se ha podido?
Muchísimas. Las historias alrededor del mundo jamás me parecerán aburridas, ni repetitivas. También siento que esa es una enorme ventaja en el tipo de contenido que hago; que siempre el mundo me regalará nuevas ideas para documentar. Ante todo, me siento muy agradecido de que millones de personas hallen atractivo mi punto de vista sobre diferentes temas.
-¿Cómo organizas la forma en que cuentas tus historias?
Siempre trato de llegar a un sitio y pasar algunos días ahí antes de comenzar a grabar. Claro, si mi agenda al momento me lo permite. Esto hace que pueda aterrizar mis ideas con calma y sepa qué puntos estratégicos resultarán atractivos para algún reportaje. También hará que el proceso de edición sea menos complicado y más organizado.
¿Cuál ha sido el lugar que más te ha gustado visitar y por qué?
Cada mes cambio mi respuesta a esta pregunta, porque constantemente me enamoro de nuevos sitios. A la fecha en que redacto esto, diré que la isla de Rapa Nui me ha logrado cautivar como pocas locaciones. Su manera de vivir tan libres y el amor que tienen por su tierra me pareció incluso conmovedor.
Si tuvieras que elegir tres historias que definieran tu legado en este planeta... ¿cuáles escogerías?
Voy a resumir mucho esta respuesta, porque si no me podría alargar páginas enteras redactando, jaja. Pero rápido diré que: la vez que estuve detenido por la policía en Venezuela, el día en que despellejé a un ciervo con un grupo de cazadores africanos y la ocasión en que un presidente que admiro mucho me invitó a entrevistarlo. Realmente son muchas anécdotas las que tengo, pero éstas son tres de mis preferidas.