Con el paso de los años, el Festival Estéreo Picnic se ha convertido en uno de los mayores templos de la música en el país, congregando cada año a lo mejor de la música nacional e internacional en un solo lugar. En la edición 2024, las emociones se siguieron sintiendo a flor de piel, los asistentes no pensaron en prejuicios y se disfrutaron cada nota, compás y canción de sus artistas y bandas favoritas a su manera, ya sea bailando, gritando, llorando y hasta en silencio, tratando de interiorizar todo lo que han estado presenciando durante las presentaciones. Como todo buen pícnic, hay variedad de colores, texturas, olores y sabores para poder disfrutar de una buena comida. Por eso, en PUBLIMETRO le contamos cuáles fueron esos ingredientes musicales que marcaron a la edición de este año en Bogotá.
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El abrebocas y los encuentros pendientes
Como entrada, los sonidos nacionales y alternativos de Lucas Hill dieron inicio al festival en medio de la lluvia, pero esto no fue un motivo para apagar los micrófonos. Su musicalidad experimental y su voz tenue fueron los que abrazaron el frío capitalino y permitieron que la música no se detuviera y siguiera sonando para darle paso a Laura Pérez, quien con su voz aterciopelada y como si se tratara de una orden, logró que parara de llover para devolverle el protagonismo a la música. A su vez, fue casi imposible dejar de ver la emoción de la artista al verse por primera vez en una pantalla gigante.
Como parte de dicha entrada, pero de los artistas internacionales, Hozier, en su primera vez en Colombia, comenzó su show con Eat Your Young y emocionó a los asistentes, para invitarlos a pasear por clásicos como Jackie and Wilson, Work Song y Take Me to Church y sellar esa conexión con ellos.
Durante toda su presentación, su honestidad al cantar se sintió como si la vida misma tuviera un poco más de sentido, haciendo que sus letras más profundas llegaran de la manera adecuada y dejaran lágrimas en los asistentes.
Después, los hermanos Leto, con Thirty Seconds to Mars, dieron aviso de la amplia participación rockera dentro del festival con Up in the Air. Aunque fue una presentación bastante controversial, los seguidores de la banda no dejaron de corear sus canciones, aún con la inesperada llegada de Manuel Medrano. Una hora de rock inicial, que dio pie a uno de los encuentros más esperados por los colombianos.
Limp Bizkit fue el plato fuerte de este día. Aunque hubo una espera de más de 20 años, la banda estadounidense llegó justo a la nostalgia con sus sonidos y fusiones del metal alternativo, el rap y el rock. El escenario Adidas fue testigo de cómo el adolescente se iba apoderando del alma de los asistentes, quienes no pararon de gritar y saltar durante una hora de concierto. Break Stuff, My Way, Take a Look Around y, por supuesto, Nookie fueron las canciones con las que los asistentes dejaron la cordura a un lado y convirtieron el Simón Bolívar en un verdadero campo de batalla. Podría decirse que durante este primer día, para muchos fue un viaje en el tiempo de sus batallas y glorias, ya que la música siempre ha sido parte de su banda sonora, y tenerlos frente a frente fue ese sueño cumplido del adolescente interior.
Kings of Leon, con su show sobrio, pero potente, fueron los encargados de cerrar el escenario principal con Molly’s Chambers, Pyro, Use Somebody, Sex on Fire, Closer y el resto de su destacado repertorio, con el que la banda estadounidense llegó después de varios años alejada de Colombia. A pesar de que no fue su mejor show tras su paso por Latinoamérica, el público respondió, coreó y celebró su regreso con la esperanza de que pueda venir nuevamente en solitario y disfrutar de todos sus ingredientes.
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Platos de cinco estrellas
El jazz colombiano de Anamaría Oramas inauguró el segundo día de festival. La multinstrumentista, que ha tenido la habilidad de aprovechar los elementos y la versatilidad del jazz para combinarlos con ritmos colombianos y seguir explorando y jugando con la versatilidad de la música, se convirtió en el flautista de Hamelín, cautivando a quienes se quedaban a escuchar su propuesta. Y es que una de las particularidades de esta presentación, es que es la primera vez que un artista se presenta como instrumentista.
De los talentos nacionales, se abrieron los micrófonos para Phoenix, quienes a pesar de presentar fallas de sonido durante su interpretación de Lisztomania, fueron superando el mal momento con canciones como Countdown, Too Young, Girlfriend y If I Ever Feel Better. La calidad musical y potencia de principio a fin mantuvo al público sumergido en su propio mundo, convirtiéndose en cómplices, como si no existiera nada más alrededor. La conexión con el público fue tanta que al final de su presentación, Thomas Mars decidió lanzarse entre el público como el rockstar que es. Esto hizo que sus seguidores se sintieran más emocionados por tenerlo cerca y que se sintiera más querido por los colombianos. Sin condimentos extra, Phoenix se convirtió en una de las presentaciones favoritas del público.
El sazón de Greta Van Fleet, la versatilidad y particularidad vocal de Josh Kiszka hicieron que los corazones de los capitalinos se unieran por y para el rock. Su estética y vestimenta retro le agregaron un ingrediente único. Sin duda, Safari Song y Highway Tune se robaron gran parte de la ovación y le llenaron el alma a los asistentes. Greta Van Fleet es el claro ejemplo de que el rock sigue más vivo que nunca.
Conmovedor es la palabra adecuada para poder definir la presentación de Sam Smith por segunda vez en el país. El británico mantuvo un discurso lleno de amor, unión y agradecimiento al público colombiano que no veía desde hace cinco años: “Tengo que decir que regresar aquí después de cinco años de ausencia y tener a tantos de ustedes aquí, en este momento, es increíble, y solo quiero decirles muchas gracias por quedarse a mi lado. Gracias por apoyar la música y por compartir su amor. Me encanta venir a Colombia”.
La honestidad de sus palabras, junto al mensaje de sus letras, apoyadas con un coro gospel, así como con bailarines de primera, hicieron que musicalmente no le sobrara ni se le añadiera ningún ingrediente a su presentación. Esto, sumado a su vestuario y estética, aumentaron puntos para que la presentación de Sam Smith se convirtiera en una de las favoritas de esta edición. Conmovedor sumado a calidad vocal fueron el resultado del ingrediente perfecto para el alma de los que lo pudieron ver en vivo.
Después, Proyecto Uno fue el encargado de ser la cereza del pastel de este día. No importaba el cansancio, el público estuvo dispuesto a bailar hasta el final las canciones más icónicas de la agrupación (El Grillero, Another Night, Latinos y El Tiburón, entre otras) y que han hecho parte de la cultura sonora de Colombia por años.
Día de los sonidos licuadora
El tercer día hubo una mezcla de sonidos y texturas, empezando por Afro Legends, que pusieron el sabor y la resistecia del Pacífico colombiano en las tarimas del Estéreo Picnic para darle picante al festival. El homenaje a las parteras y a la naturaleza colombiana fueron parte fundamental de su discurso.
El siguiente ingrediente de esta mezcla musical fue Fruko y sus Tesos, quienes, con las canciones que han puesto a bailar a todo Colombia, animaron a jóvenes y adultos. Lo que más llamó la atención de esta presentación fue ver a jóvenes que esperaban a Ferxxo vestidos de verde y estilos urbanos, bailar todas las canciones salseras de la agrupación, lo que lleva a la idea de que no importan los géneros o artistas de moda, los clásicos colombianos siempre estarán presentes en el ADN cultural del país.
Grupo Frontera y su adición de música regional mexicana llegaron por primera vez a Colombia para corear cada una de sus canciones, entre ellas, las más conocidas por el público. Como factor sorpresa, llegó Morat para cantar juntos No se va. Pero lo que terminó de emocionar al público, fue que le mostraron en primicia una nueva canción juntos que está próxima a lanzarse. Esto hizo que los seguidores de ambas agrupaciones quedaran expectantes del nombre de la canción.
Dando un salto a estas degutaciones musicales, llegó Placebo, la banda de rock alternativo británica, a brindar un gran performance y calidad musical en vivo. Pese a que les faltó interpretar algunas de sus canciones más icónicas, los asistentes corearon, saltaron y gritaron cada una de las canciones. Fue como si cada joven interior saliera a corear las letras que lo marcaron y le dieran un nuevo significado.
El postre con fuertes sabores a rock y punk
El cierre del Festival Estéreo Picnic llegó con grandes bandas dentro del cartel.
“Esto que está sucediendo hoy en Bogotá, Colombia, es lo mejor que le ha pasado al rock and roll. Esto es grande. Esta noche es lo mejor que le ha pasado a la música ¡Felicitaciones! Creo que este de Bogotá, Colombia, podría ser el mejor público hasta el momento.
Es un festival grande y ustedes podrían estar en otro lugar y eligieron pasar esta hora con nosotros. Trajeron su energía, su pasión, sus caras sonrientes y sus hermosas voces. En el escenario, todos nos alimentamos de eso y ustedes han sido increíbles. ¡Muchas gracias, Bogotá!”, fueron las palabras de Kevin John Wasserman, guitarrista de The Offspring, a la mitad de su presentación. Come Out and Play, Want You Bad, Staring at the Sun, Original Prankster, Why Don’t You Get a Job?, Pretty Fly (for a White Guy), The Kids Aren’t Alright y Self Esteem fueron solo unas de las clásicas canciones que la banda cantó en vivo en la capital colombiana, causando la euforia entre el público asistente. La energía, buen ambiente y puro punk rock, conviertieron a The Offspring en el recuerdo más memorable para los capitalinos.
Una de las cenas pendientes de los colombianos era con Blink-182, que hizo gritar, cantar y emocionar a la capital con las canciones que marcaron a toda una generación de treinteañeros (y sí, cuarentones también) que no habían podido oírlas en vivo, pues fue la primera vez que la banda pisó suelo colombiano. La batería de Travis Barker provocó uno de los principales momentos de euforia entre el público. Las bromas pesadas entre Tom DeLonge y Mark Hoppus no podían faltar, así la altura les afectara y tuvieran que parar entre canciones para que Tom recibiera oxígeno. Las canciones más icónicas de la banda como Anthem Part Two, The Rock Show, Stay Together for the Kids, What’s My Age Again? y All the Small Things fueron cantadas, bailadas y gozadas por el público, esperando que no sea la última vez que las oigan en vivo en el país. Además, con I Miss You, le hicieron un homenaje a Taylor Hawkins, el baterista de Foo Fighters, quien falleció el 25 de marzo de 2022, antes de la presentación de la banda en el Estéreo Picnic.
Pero sin duda, quien quedó en el corazón de los capitalinos, y dando cierre al festival como uno de los principales headliners, fue Arcade Fire, que, con su sonido indie rock, puso a bailar y corear de principio a fin todas las canciones al público. No hubo fan que se quedara quieto ante cada acorde, letra y energía de cada canción. Y es que desde Creature Comfort, Reflektor, Afterlife, pasando por Ready to Start, The Suburbs, Sprawl II, hasta Everything Now y Wake Up, no había manera de quedarse quieto, porque el repertorio era casi que un all you can eat, en el que era imposible parar de probar platos.
Win Butler no pudo evitar sentirse conmovido ante la reacción y expresar su gratitud del público colombiano, quien tampoco pudo resistirse al encanto y talento de Régine Chassagne.
La gran sorpresa de la noche fue la aparición de Li Saumet, vocalista de Bomba Estéreo, para tocar, por supuesto, Fuego, una de las canciones con las que la agrupación colombiana saltó al estrellato. Esto demostró que la combinación de géneros y estilos no es un límite, sino que la música, la energía y la entrega de dos culturas puede funcionar si se hacen bien.
Sin duda, fue un festival de primeras veces, de reencuentros y citas pendientes para todos los gustos y edades. La música sigue demostrando que su ingrediente principal es el público.