La música, sin lugar a dudas, es una de las manifestaciones culturales más disfrutadas por las personas, pero más allá del disfrute que brinda, tiene un poder de transformación muy grande y así es como se ve en el archipiélago colombiano. Ya son 100 las veces en las que San Andrés, Providencia y Santa Catalina han entrelazado sus ritmos, con la ‘Caribean Night’, evento que, pese a las dificultades y falta de apoyo gubernamental, reúne en una velada los sonidos raizales, en procura de que el turista conozca la cultura proveniente del territorio del mar de los siete colores.
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“El reggae trae de vuelta al amor, es una de las frases que más decimos, porque este tipo de movimientos proviene de la conexión con nuestros antepasados, de la vida en colectividad que siempre nos enseñaron, de ser dependientes el uno del otro. Acá en la isla siempre ha sido así, siempre se ha velado por la otra familia; entonces todo esto se ve reflejado en la música, la música es unión, es comunidad, es amor”
Fue parte del testimonio de Jab Soss, recogido en entrevista con Publimetro Colombia, hombre que representa a las 140 personas que han hecho posible la ejecución de estas noches musicales, las cuales en este 2024, pasaron de realizarse los días jueves a los días viernes, este colectivo que sueña con un festival que sea reconocido a nivel internacional.
En Caribean Night no solamente damos a conocer la música y los nuevos grupos y artistas, en este espacio entran todos, nuestras matronas vienen y preparan la comida y bebida autóctona; de Providencia y Santa Catalina también traen estos alimentos y acá lo vendemos. Es una manera de envolvernos dentro de lo nuestro, es por esto que tanto locales, como extranjeros, quieren sentir esa energía, quieren sentir esa vibra de la naturaleza y de la energía propia de la isla”, fueron las palabras de Soss, para describir las sensaciones que producen las sonoridades provenientes del dancehall, zouk, calipso, mazurca, y la variabilidad de géneros identitarios de la vida de los isleños, que considera no son promovidas por los encargados de la promoción turística de estos territorios.
“Es bien sabido que el turista viene a nuestras islas por el sol, el mar y la playa, pero las agencias de turismo han tenido un poco olvidado lo referente a nuestra cultura ancestral; los hoteles y las cadenas promocionan el sol y el mar por encima de lo nuestro, incluso pasamos a un tercer plano”, argumentó Soss, quien aprovechó nuestras páginas para dar referir otros impedimentos que se convierten en barreras para la masificación de la ‘Caribean Night’, actos que se convierten en el freno de motor que impulsa el talento de los jóvenes isleños:
“Es aquí en donde los músicos tenemos que movernos para que estas cosas cambien, de buscar la promoción de nuestra cultura, de hablar de estos ritmos musicales, de la gastronomía, tenemos que tomar la batuta para cambiar el chip, aunque tengamos muchas cosas en contra, como el hecho de que nuestra música no está siendo promocionada, porque las emisoras que hay en el territorio no son de la comunidad nativa raizal, son de gente que ha llegado a la isla a montar sus emisoras, y poner lo que les gusta como el vallenato, la salsa o el reguetón”, expresó.
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“En las letras de nuestra música la felicidad y la alegría salen a relucir, pero también hay espacio para la protesta, del hecho de hacer conciencia. Aquí hablamos del amor, de la paz y lo majestuoso de la naturaleza, pero también hacemos denuncias de lo que sucede; como el hecho de que nos hacen falta lugares para darle más fuerza a la organización, hay espacios en los que hemos querido montar un estudio de grabación experimental, estamos reclamando un terreno en la parte céntrica de la isla para hacer un evento tipo carnaval, para porque no, tener un evento como el Petronio, que se realiza en el Pacífico”, añadió.
La movida cultural del archipiélago está muy ligada a la música, que sin duda alguna se ha establecido como una forma de reunir a los habitantes de este territorio en torno a los saberes qué han pasado de generación en generación, es por eso que la educación se ha establecido como uno de los pilares que fomentan la identidad y la cultura de un territorio, y así lo ha dejado saber Leonor Murillo con su permanente labor por inculcar el amor a la gran cultura de la isla en los sanandresanos, pero un poco distante a la labor de Jab, la labor de Leonor es como educadora.
Leonor no es nativa de la isla, por el contrario, nació tierras chocoanas, pero se casó con un raizal y con ello, también cayó enamorada ante la gran cultura de San Andrés; nos comenta entre risas y con gran orgullo que sus hijos son raizales, pero que periódicamente los llevaba a visitar Chocó, por lo que crecieron conociendo de primera mano la gran cultura de sus dos padres.
Desde niña, la profe Leo estuvo rodeada de música en su casa, y cuando salió de ella, se propuso trasmitirla a sus hijos (uno de ellos es Buxxi, uno de los cantantes más reconocidos de la isla), pero Leonor estaba tan llena de amor por la música y la cultura, que se volvió profesora, como sus padres, y con ayuda de la lúdica le ha implantado a muchos niños de la isla, la semilla del amor por la música sanandresana.
“Mi mamá era profesora, mi papá era abogado, pero igual enseñaba. Mi hermana es Zully Murillo, una de las compositoras más conocidas del pacífico colombiano y mi esposo canta música reggae, esa combinación me hizo lo que soy. Yo trabajo a través de la lúdica, San Andrés no está solo conformada por la población raizal, sino que aquí hay muchas culturas, hay mestizos, gitanos, afrodescendientes, hay de todo. Y por esto, para que todos me puedan copiar, yo les enseño con música, porque la música une y expresa, yo trabajo para que los niños en ese espacio sean felices. La música puede transformar la vida de muchas maneras. Puede inspirar emociones, crear recuerdos y proporcionar consuelo en tiempos difíciles. La música puede ser una forma de expresión personal y también puede ser terapéutica”, comentó la profe Leo
Tanto ha sido el trabajo de Leonor que junto a sus niños, como los llama cariñosamente, creó Grupo EBONY, un espacio en que los niños y jóvenes de todos los barrios de San Andrés, aprenden de música, baile e incluso en el proceso de maduración de la quijada de caballo (jawbone), instrumento musical típico de la isla, así es como la profe describe el espacio:
“Son 22 niños y jóvenes aproximadamente, vienen de todos los barrios de San Andrés, incluso algunos hacen parte de población vulnerable. Pero este es un espacio que no distingue, es armonía y hermandad, ellos se sienten orgullosos de vivir la cultura de la isla, una cosa es vivir en San Andrés, pero lo que yo hago es que San Andrés viva en los niños a través de la música y los cantos, ellos son los que van a garantizar todos esos valores ancestrales, trabajo con ellos porque son multiplicadores, se han apropiado de esos saberes”, expresó.
Aunque la labor de la profe Leo y de JabSoss reúne todas sus energías en crear espacios en los que la música sea una forma de seguir construyendo identidad, sin duda, estos esfuerzos se extenderían a más personas con promoción estatal, pues el valor de la cultura es inmenso; Así es como Leonor, una mujer afro que ha abrazado de forma maternal la cultura de la isla, habla de la importancia de reconocer nuestra identidad:
“La cultura te identifica y desde ahí puedes conocer quién eres, si tú sabes quién eres es mucho más fácil seguir tu camino. Cuando tú te identificas con algo, lo conoces y lo promueves, como yo he vivido la cultura de la isla, yo me he atrevido a enseñarla. Los padres de niños raizales me dan la oportunidad de enseñarles a sus hijos sobre la cultura, me lo permiten porque saben que yo he vivido aquí durante más de 50 años y ellos confían en mí. Es muy valioso confiar en estos proyectos, impulsarlos, esto es lo que somos”, argumentó.