Corear las letras de Roger Waters y de Pink Floyd, es poder comprender una gran cantidad de problemas sociales que tanto Waters y que en su momento Pink Floyd lo plasmaron en sus partituras, voces e instrumentos. Eso fue lo que en su mayoría estuvo presente en el show de despedida de Roger Waters en Colombia este 5 de diciembre. Pero más allá de lo políticamente explícito que puede llegar a ser Waters, desde lo musical el concierto estuvo cargado de mucha nostalgia al iniciar con Comfortably Numb para luego dar paso a uno de los momentos más esperados del show: The Happiest Days of Our Lives, y las tres partes de Another Brick In The Wall, marcaron con contundencia la primera parte de la presentación.
Con el color rojo como dominante durante gran parte de su show, Waters no sólo siguió brindando los clásicos de la banda británica y de sus canciones en solitario, sino que al estar presentes en un escenario como el ColiseoMedPlus, La fuerza y los sonidos psicodélicos que en su momento Syd Barret le aportó a la banda se hicieron presentes. Hablando de Syd, uno de los momentos más nostálgicos fue el homenaje a su compañero de banda con Wish You Were Here, al traer a la memoria la historia detrás de los inicios de Pink Floyd haciendo que más de algunos de los asistentes no pudieran evitar sentirse tocados por la narración de lo que estaba pasando a su alrededor dejando liberar una que otra lágrima y a la vez corearan con más fuerza.
Continuó la segunda parte de lo más esperado, Sheep y la oveja voladora acompañado de sonidos de psicodelia. El show continuó con un espectáculo de luces acorde a la temática de cada canción, llevando la experiencia a otro nivel. Esto, sumado a la sinergia con el performance de Waters en el escenario, haciendo que la narrativa entre música, luces y actuación, sea algo realmente único, cosa que pocos artistas en la actualidad podrían llegar a hacer.
Uno de los elementos a destacar fue la inclusión de instrumentos como el bandoneón, el saxofón y el clarinete, que si bien no son comunes dentro del rock, la banda que acompañó a Roger Waters hizo que el show estuviera a la altura, innvovando, pero sin perder esa esencia rockera.
Un concierto sentido, que difícilmente se pueda explicar con palabras o con cualquier video que pueda estar rondando en redes sociales, no le hace justicia a la experiencia en vivo junto a la conexión que se vivió allí. Clamando la paz, la resistencia y la igualdad sin importar la raza, idioma o lugar de origen, fueron los mayores temas predominantes. Pero sin duda, uno de los mensajes más profundos que dejó fue que “Cuando pierdes a alguien que amas, sirve para darte cuenta que esto no es un simulacro”, a manera de reflexión sobre los temas universales.
“Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias”, fueron de las últimas palabras que Roger Waters le dijo al público capitalino a manera de agradecimiento por haber caminado junto a él y lo que en su momento fue Pink Floyd, con la esperanza de que su legado, y el legado de una de las bandas más icónicas de mundo, siga teniendo influencia en la sociedad con la esperanza de tener un mejor futuro, todo mediante la música como bandera.