‘La Liendra’ decidió aventurarse durante su estadía en México y le dio la oportunidad a un par de bocadillos regionales como parte de su travesía. Sin embargo, el influencer no contaba con que fueran desagradables para su gusto, al punto de que estuvo a poco de vomitar en más de una oportunidad.
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El creador de contenido le comentó a sus seguidores que ha estado algunos días en México participando en un proyecto secreto junto a otros creadores de contenido. Lo que sí adelantó es que está muy emocionado por la propuesta ya que es de la mano de Twitch y Amazon.
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Pero a pesar de no poder revelar muchos detalles sobre este nuevo proyecto, La Liendra no dejó a sus seguidores en blanco, ya que compartió una serie de historias en las que hizo un recorrido por un mercado popular mexicano, dándole un vistazo a diferentes tiendas con diversos productos como conejos y pavos completamente despellejados y desemplumados.
Y durante el recorrido, el colombiano decidió detenerse en un lugar donde habían varios insectos y arácnidos en exhibición, llamando su atención pensando que eran animales falsos. Pero al enterarse que eran reales y que se podían comer decidió darse una oportunidad para expandir su paladar al probar tres especies diferentes.
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La primera de ellas fue un alacrán, el cual quedó bañado en limón y chile en polvo, además de un shot de un licor en el cual estaban añejados más alacranes. Y si bien le causó cierta repulsión, el joven pudo comerse el bocadillo sin dificultades.
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Lo siguiente fue una araña de ocho patas. Al principio La Liendra se resistió a comérsela por su aspecto y su textura, incluso la mujer que le sirvió el bocadillo se ofreció para ponerla para llevar. Pero el colombiano no se dio por vencido y terminó comiéndosela toda pese a las frecuentes náuseas que presentó.
Finalmente se aventuró a probar una cucaracha de Madagascar, la cual le causó más asco que los bocadillos anteriores. En esta oportunidad presentó más náuseas y tardó mucho más en masticar y tragar el insecto. Al final se sintió victorioso por el reto que impuso: “salimos vivos y desayunados”.