Su nombre era Sam Ballard, un joven australiano que en ese entocnes tenía 19 años y toda una vida y futuro por delante que vio su vida completamente cambiada al cumplir un reto que le pudieron sus amigos una vez en la que todos se encontraban reunidos y decidieron cumplir un reto que parecía ser inocente, pero que terminó con su vida.
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Todo inició en el 2010, cuando los jóvenes amigos se encontraban en una casa reunidos, tomando vino, cuando se percataron que había una babosa deslizándose en el piso y decidieron crear un reto, ”a que no te la comes” afirmó uno de sus amigos, a lo que él aceptó sin problema.
Al poco tiempo, Sam empezó a sentirse verdaderamente mal, así que fue trasladado al hospital Royal North Shore, en donde lo diagnosticaron con un grave virus llamado Angiostrongylus cantonensis, comúnmente conocido como ‘gusano pulmonar de las ratas’ que puede ser transmitido a caracoles y babosas que han tenido contacto con las eses de dichos animales.
Este parásito “puede transmitirse a caracoles y babosas, quienes a su vez pueden transmitírselo a los humanos. Una vez ingerido, el gusano puede penetrar el intestino, atravesar el sistema nervioso y entrar al revestimiento externo del cerebro”, según lo compartió una usuaria en internet sobre este caso en específico.
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Sam desarrolló este virus y fue nombrado meningoencefalitis eosinofílica, que lo dejó en coma por 420 días, para levantarse con la noticia de que había quedado tetrapléjico.
Durante ocho años luchó contra su dura condición, pero desafortunadamente Sam falleció en el 2018, y aún luego de tantos años, es recordado para que jóvenes y niños se abstengan de realizar acciones que podrían ser catalogadas como inocentes, pero podrían terminar en fallecimiento.