Kim Kardashian y Kanye West fueron, por muchos años, una de las parejas más exitosas del entretenimiento mundial. Tenían un imperio construido desde muchos lugares, Kim con su imagen de la cual se desprendía publicidad, marcas patrocinadoras, el mismo reality de su familia, sumando su marca de ropa, accesorios y maquillaje.
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Kanye era considerado el hombre afroamericano más rico de Estados Unidos por su música, su imagen y publicidad, más los contratos millonarios con diferentes marcas.
Todo se acabó, por lo menos como el mundo los conocía, cuando se separaron luego del bochornoso show que hizo el rapero en medio de uno de sus discursos, donde confesó que él y Kim pensaron en abortar su primera hija.
Para nadie es un secreto que él sufre de bipolaridad, lo que constantemente se ve reflejado en las diferentes polémicas que protagonista.
Pero esta última le ha costado y mucho dinero, en realidad, pues empezó a hacer bromas y comentarios en contra de los judíos que empezaron por una cerrada de cuentas en redes sociales, pero que terminó con el fin del contrato con Balenciaga, una de las marcas líderes en la familia, y Adidas, quien por medio de un comunicado aseguró que el rapero había roto todas las normas posibles.
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Muchos seguidores tenían la curiosidad de saber qué pensaba la empresaria al ver el comportamiento de su exesposo, así que casi se vio en la obligación de pronunciarse por medio de su cuenta de Twitter:
“El discurso de odio nunca está bien ni es excusable. Me uno a la comunidad judía y pido que la terrible violencia y la retórica de odio hacia ellos termine inmediatamente” afirmó la empresaria.
Sin tener que mencionar a Kanye, quedó muy claro que Kim no está de acuerdo y orgullosa no se debe sentir.
