Colombia sigue siendo cuna de rock. Nombres como el de La Pestilencia, Kraken, Krönös, Aterciopelados, entre otros, han sido solo algunos de los nombres que han dejado en alto el nombre del género en el país.
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Sin embargo, aún siguen saliendo grupos jóvenes con ganas de hacer música basados en las guitarras distorsionadas, baterías rápidas y voces que llenan el espíritu de energía. Ejemplo de esto es la banda que llega desde Zipaquirá para el mundo: Apolo 7.
P: Sabemos que ustedes están preparando nueva música, nuevas versiones, nuevos sonidos. ¿Qué nos pueden contar sobre eso?
Steven Baquero (SB): Estamos trabajando en un nuevo disco. Llevamos buen rato sin sacar nuevas cosas y es una reinvención de lo que hacemos. Uno siempre piensa como músico, desde lo pasional y pensando mucho en el arte. Sin embargo, uno también piensa en la industria y uno dice “¿cómo puedo llegar a más gente con mi música?” y así confeccionar una música que una a más personas y en eso estamos trabajando mucho. Queremos hacer música que mantenga la esencia rockera y que de alguna manera sea más digerible.
Javier Baquero (JB): Incluso, yo creo que para Día de Rock podemos estar estrenando música, sí, les hice spoiler pero no importa jajaja vamos con toda. Será un show muy importante, pensado en las personas que nos escuchan y no solo en nosotros. Componemos para la gente.
P: Hablando de Día de Rock, ustedes están compartiendo cartel allí con bandas gigantes. Panteón Rococó, Allison, Don Tetto. ¿Cómo es compartir cartel con ellos?
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SB: De alguna manera es como un visto bueno para nuestro trabajo. Que un festival que invierte tanto presupuesto, esfuerzo, trabajo y quiere tener bandas que respalden todo eso, y que lo tengan a uno ahí lo hace sentir a uno muy bien. Además es un reto, hemos tenido la fortuna de compartir cartel con artistas que con solo ver los nombres nos estalla la cabeza y es demasiado intimidante, pero eso motiva mucho. Si uno no es consciente de que siempre va a haber una constante competencia con uno mismo, en cuanto al mejoramiento del show, uno no va a avanzar. Poder estar al lado de estos artistas lo retan para poder estar a la altura, ya hemos tocado con algunos de ellos, conocemos su show y sabemos que tenemos que dar la talla.
P: Algo que caracteriza la música de Apolo 7 es que son muy pulidos a la hora de sacar música. Desde la producción, la puesta en escena, interpretación. ¿Quién de ustedes es el que toma la vocería para exigirle a los demás y hacer música de calidad?
JB: Steven es un bacán, el productor, se encarga de eso, es buena onda, una chimba de amigo, de persona, de todo, pero a veces hay roces porque le gusta todo perfecto y pues, uno es humano, uno no es una máquina jajajaja.
SB: Y juro que tengo mis niveles. Empiezo diciendo “hey, por favor, si hacemos esta partecita, tal” y hay veces en los que si me toca saltar jajaja. Afortunadamente estoy rodeado de músicos muy pilos y trabajadores. A eso le apunta a Apolo 7. Nosotros tratamos de cuidar cada detalle hasta en la parte musical, porque aunque no todo el mundo lo nota, la gente sabe que algo de Apolo 7 suena bien y está bien hecha.
P: Hace un rato hablábamos de grandes artistas, ustedes han colaborado en varias ocasiones con Marty Friedman. ¿Cómo va esa relación? ¿Nueva música con él?
SB: Tal vez sí, pero no podemos adelantarnos jajaja. Con Marty el tema empezó como “somos tus fans”. Y uno espera lo mejor de él como músico y para sorpresa nuestra es una persona magnífica y una chimba de ser humano, es muy humilde. Un tipo que le enseña a uno a que hay que ser un gran músico pero también una gran persona. Hace como una semana le enviamos un detallito que próximamente estará publicando en sus redes sociales. Más allá de trabajar con él, es el impacto que tuvo en nuestras vidas y nuestra música, sus enseñanzas como persona y guitarrista siempre las agradeceremos.
P: Para cerrar quisiera preguntarles cuál es esa canción que cada uno disfruta más tocando en tarima.
SB: Uy, qué pregunta tan subjetiva, a mí me encanta tocar ‘La clase que trabaja’ porque la gente se enloquece. En un Jingle Bell Rock abrimos con esa canción y la gente estaba cantando tan duro que no escuchaba los retornos ni la batería. Me tocó dejar de cantar y guiarme visualmente con los golpes de la batería. Esa es mi favorita.
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JB: Por mi parte yo me gozo mucho ‘Métale bravura’ que, de hecho, la tocamos con Marty Friedman, porque tiene esa parte rockera y una parte también de salsa entonces me gusta bastante.
P: Steven mencionaba que no podían escuchar ni siquiera el retorno con la energía del público. Esos momentos deben llenarles el alma.
SB: Si. Es verdad. En ese caso particular la canción dura, no sé, 3:15. Ese corto tiempo de ver a la gente cantando nuestra música pagan todas las horas de comedera de tantas cosas jaja que hacen que valga la pena. Porque tener una banda es una chimba, pero es difícil, de mucho trabajo, muchas cosas que ni siquiera tienen que ver con música pero que son necesarias para que todo funcione.