Cada noche el programa nos sorprende con las dinámicas y las personalidades de los concursantes que van cambiando a medida que la competencia va avanzando. Lo que hace que los nervios estén siempre en su nivel más alto; algunos muestran lo mejor de sí y otros por el contrario, dejan ver su lado más oscuro, ya que todos apuntan a ganar cada noche en los retos.
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En esta oportunidad, la dinámica se basó en cocina en parejas pero, con un detalle bastante inusual, los concursantes participaban a ciegas. Los ganadores de la noche anterior, Natalia Ramírez y Carlos Báez, tuvieron que pararse al frente del programa para escoger el orden de las parejas. Sin embargo, cada participante trató de ser bastante solidario con sus compañeros y cuadrar dichas parejas para que cada uno tuviera un plus y pudieran sacar su mejor plato.
En la organización de la noche, una de las parejas que se formó fue la de Manuela González y Aida Bossa, mujeres que se han caracterizado por los platos que han presentado en todo el programa. Además de conquistar el corazón de los televidentes con su gran corazón y personalidad.
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Pero la prueba de este sábado tenía bastantes retos de por medio. Primero, desenvolverse con los ingredientes que los jurados les ordenaron; y segundo, poder trabajar juntos sin verse y tener como resultado, el mismo plato.
En este caso, cada pareja debía entenderse mediante gritos, literalmente, porque había un muro de las parejas. Así que el acento en este ejercicio jugó un papel importante, porque fue ahí precisamente, donde Manuela quedó perdida ante las instrucciones que le daba Aide, a tal punto que llegaron a sentir mucha frustración entre ellas. Manuela por su lado, afirmó que ella creía tener un curso avanzado en costeño, pero definitivamente no al nivel de Aida, quien solo daba indicaciones y al final se arrepentía de ello.
“Mierda, yo por qué dije esto” afirmó Aida ya que la cocina estaba tan llena de gritos, que efectivamente terminaban confundidas y diciendo cosas que no eran.