Se vienen grandes cambios para Bogotá en el ámbito deportivo y cultural gracias al proyecto que pretende traer un estadio completamente nuevo a la capital, construirle una sede a la Filarmónica de Bogotá y dinamizar la economía de la ciudad.
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En Publimetro Colombia hablamos con Édgar Cardona, director del proyecto de transformación de El Campín y alrededores, quien comenzó explicando en qué consiste la propuesta:
“Es una asociación público – privada. La ley 1508 abre una puerta donde públicos y privados nos podemos integrar para poder desarrollar proyectos de infraestructura social. Los privados invierten capital en espacios públicos con el ánimo de desarrollar actividades con intereses sociales, y que, al mismo, tiempo tengan una posibilidad de recuperación financiera”.
De hecho, el aspecto financiero va a tener un papel clave, pues se generará una cantidad de empleo importante, no solo durante la construcción, sino al momento de la ejecución y entrega:
“Las industrias culturales, de por sí, son un motor de actividades y empleabilidad. El área constructiva calcula entre 2.500 y 4.000 empleos directos, sin contar los indirectos que superan las 7.000. En la fase operativa vamos a tener entre 7.000 y 16.000 empleos para poder desarrollar todas las actividades que se hacen en este proyecto”.
Desde Sencia, la empresa encargada de llevar a cabo la transformación, han invertido una gran cantidad de capital para poder desarrollar cada uno de los procesos necesarios:
“Son varias fases: La primera es prefactibilidad y factibilidad fueron más de 28.000 millones de pesos que se invirtieron para hacer todos los estudios. Luego viene la fase de construcción que nos cuesta 498 millones de dólares que vamos a gastarnos durante cuatro años y medio que es el tiempo que duraremos en construcción. Finalmente, la fase de operación, más de 1.4 billones con los que vamos a estar dinamizando la economía de nuestro país”.
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En el ámbito deportivo, Édgar tenía claro que no podían detener los compromisos que tuvieran Santa Fe o Millonarios en condición de local en el estadio El Campín, así encontraron la manera de ejecutar la destrucción y construcción sin retrasar el correcto desarrollo del calendario de ambos equipos bogotanos:
“Fue uno de los retos más importantes para mirar y la premisa era ‘No podemos parar el fútbol’. Bogotá no cuenta con dos estadios con estas capacidades, entonces teníamos que mantener el estadio con la mayor capacidad posible, pero al mismo tiempo construyéndose. Esto nos obliga a tumbar una gradería, construirla y ponerla en funcionamiento antes de intervenir la segunda, así que miramos más de 74 estadios en el mundo que se han construido con este sistema y nos reunimos con estas empresas para desarrollar este proyecto”.
El presupuesto destinado para la renovación del Campín no es menor, y por esa razón, se tomaron diferentes decisiones para garantizar un buen estado del terreno de juego, sin importar la cantidad de eventos ajenos al fútbol que se puedan desarrollar en el mismo:
“Estamos gastándonos una plata muy grande en hacer un estadio 100% cubierto. Ni siquiera en Europa todos los estadios son cubiertos. En Bogotá lo hacemos porque está a 2.600 metros de altura, tiene unas precipitaciones de agua bastante altas, y fuera de eso, la grama es un ser vivo, si no se mantiene lo más controlado posible, tendrá momentos de dificultad. Vamos a invertir ese dinero para garantizar que el terreno cuente con las mejores posibilidades, una grama híbrida como lo dice la FIFA, cubierto, con las lámparas que usan en Europa para mantener la fotosíntesis, que lo único que busca es que el fútbol, conciertos y todas las actividades en este espacio se hagan de la mejor manera”.
Otro aspecto fundamental serán las cámaras de reconocimiento facial para poder garantizar la individualización de los hinchas para garantizar la seguridad:
“Hay una ley en 2009 que dice que todos los estadios deberían contar con un circuito cerrado de televisión, reconocimiento facial, cumpliendo todas las normas técnicas. Hoy en día eso no se ha podido implementar en ningún estadio en Colombia. Nuestro estadio contará con más de 740 cámaras, control de reconocimiento facial en todas las puertas y en todas las graderías para poder individualizar a las personas. El problema no es la barra brava porque ellos vienen a disfrutar de la pasión del fútbol. Lo que no podemos permitir es que vengan vándalos y se escuden en medio de todos, la idea es poderlos identificar y que la ley pueda actuar sobre ellos”.
Pero no hay que olvidarnos del aspecto cultural, pues Cardona explicó que la construcción de un espacio exclusivo para la Filarmónica es pensando en dignificar tanto a músicos como a seguidores:
“La orquesta Filarmónica de Bogotá viene buscando un espacio desde hace muchísimo tiempo para poder tener la frecuencia necesaria y que todos los amantes de esta música tengan cómo llegar. Lo que estamos buscando es dignificar a las personas amantes a la música y que puedan tener más de 42 presentaciones al año”.
Para lograrlo, la tecnología será fundamental, pues la nueva sede está enfocada en garantizar el silencio necesario que les brinde las mejores condiciones para interpretar la música:
“Un teatro filarmónico debe tener funciones con el silencio, no con cabinas ni micrófonos, entonces debemos garantizar la materialización de las zonas que todo se escuche y funcione, es muy purista. Vamos a hacer una inversión bastante alta, en el mundo entero esto normalmente es subsidiado por el estado. En este caso, nosotros los privados estamos invirtiendo porque creemos que el desarrollo cultural de nuestra ciudad va a verse potencializado cuando tengamos este tipo de tecnología”
Finalmente, Cardona habló del tiempo que tomará tener listo el Nuevo Campín, la Sede de la Filarmónica, la clínica con énfasis en medicina deportiva, la ampliación de parqueaderos, las zonas gastronómicas, comerciales y recreativas.
“El reto comienza en la fase de preconstrucción que dura 12 meses donde estaremos pidiendo permisos a la curaduría y coordinando con todas las entidades. La fase de construcción impacta y es un proceso bastante complejo que tendremos que estar muy de la mano con el Gobierno, son tres años y medio, construyendo todo el polígono y en un total de 55 meses, tener el 100% del polígono listo”.