Flor Marina Gómez no solamente es reconocida por ser la madre del exitoso ciclista Egan Bernal, sino también por una larga lucha contra el cancer de mama que superó hace aproximadamente un año. Ahora, la mujer volvió a aparecer en televisión llena de esperanza, para contar detalles de su recuperación.
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A propósito del Día Mundial contra el cáncer de mama que se conmemoró en este mes de octubre, el programa ‘La Red’ del Canal Caracol invitó a la madre de Egan para hablar acerca de su proceso y recuperación en la larga y difícil batalla contra el cáncer.
En primer lugar, Gómez dejó claro que está dichosa y disfrutando de la vida, pero al mismo tiempo se lamentó por las personas que no logran superar esa batalla:
“Me siento feliz porque Dios me dio una nieva oportunidad, me siento feliz porque estoy viva, porque puedo decir lo logré. A veces me da tristeza ver que tantas mujeres pierden la batalla, de pronto por una falla médica, porque no le detectaron a tiempo, porque no tienen acceso a una medicina o esa misma oportunidad y eso me entristece”.
Marina también aseguró que fue un momento importante para replantearse la manera de ver la vida:
“Es un renacer hermoso donde uno ve la vida desde otro aspecto, con más amor, con más belleza de absolutamente todo. A veces uno está con la familia y no sé por qué motivo uno no dice ‘te amo, te extraño, te quiero’. Con esta enfermedad recibí mensajes tan bonitos, con más unión, yo también lo pude hacer hacia ellos, es ver las cosas bonitas”.
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La madre de Egan fue enfática en la importancia del apoyo de sus seres queridos y también del amor propio:
“El amor de la familia es vital para salir adelante, mi esposito ha sido alguien que nos deja el ver más allá de lo físico, pero ver nuevamente mi cabello me enseña a no quejarme, a amarlo con canas, crespito, liso, como sea. Uno se ve al espejo y se da duro a sí mismo: si es flaco quiere ser gordo; si es gordo quiere ser flaco y esto a uno le deja una lección de vida muy grande, porque cuando uno se ve al espejo sin cabello, sin cejas, sin pestañas, ahí es donde uno ve el interior y aprende a amarse como uno es”.