Realismo mágico. Así podría definirse lo que vivido en el Estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba, Argentina. En dicho escenario, Talleres de Córdoba cerró su presentación con un empate 2-2 ante Unión de Santa Fe.
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Diego Valoyes, el atacante colombiano, había marcado sobre los 40 minutos del partido; por su parte, Rafael Pérez en Talleres y Bryan Castrillón en Unión efectuaron la presencia colombiana en el mismo. Más allá del gol de Valoyes, ocurrió un hecho bastante insólito y controversial, pero que desde el reglamento no iba a tener algún reproche.
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El penal agónico y ‘pitazo’ final
Sobre los 90+8 minutos, en la última jugada, el árbitro Fernando Rapallini decretó pena máxima a favor de Talleres. El encargado iba a ser Matías Godoy, quien disparó a todo el centro del arco y desató una parada extraordinaria de Sebastián Moyano, el arquero de Unión.
De ahí al penal atajado, todo normal, hasta que de repente el balón queda servido para Godoy en el filo del área chica para responder con pie derecho, ya con el golero liquidado, en intención de enviarla a guardar. Era el tanto para la victoria de la ‘T’. pero el árbitro había dado la orden de finalizarse el cotejo.
En la misma acción del rebote, se escuchó el tímido pitazo de Rapallini. Probablemente sabía que todos le iban a caer encima, dada la coyuntura de la acción. Tras la autorización del final, por obvias razones, los locales reclamaron fuertemente al colegiado.
A fin de cuentas, el partido quedó 2-2 y le impidió a Talleres ascender posiciones en la tabla. El club de Córdoba, al igual que Unión, terminaron con 32 puntos luego de la paridad.
