Roberto Morales
PUBLICIDAD
Madrid, 20 may (EFE).- Poco tuvo que ver cada despedida. Como poco ha tenido que ver el compromiso de cada uno de los protagonistas que se despedían del Santiago Bernabéu. Marcelo e Isco en el campo, recibiendo el calor del madridismo, Gareth Bale protagonizando un adiós alejado de la dimensión de su figura para la historia reciente del Real Madrid.
Los tres formaron parte de una generación inolvidable para el madridismo. La que pasó a la historia del fútbol por la conquista de cuatro Ligas de Campeones en cinco ediciones, la primera ocasión desde el cambio de denominación de la Copa de Europa que un club conquistó tres seguidas. Y los tres han ido viendo como menguaba su importancia en el equipo hasta el final de sus contratos.
Marcelo e Isco sin salir de un club al que llegaron el 2007 y 2013, respectivamente. Gareth Bale tras una segunda etapa, después de su cesión la pasada campaña al Tottenham, evitable a todas luces. Ya sin el respeto del madridismo por la falta de compromiso en su club y el contraste con su entrega en la selección de Gales.
A nadie sorprendió que finalmente Bale fuese descartado por Carlo Ancelotti para el partido. Y no será porque el técnico italiano no lo ha intentado desde su regreso. Hasta le dio la titularidad en el inicio de LaLiga Santander, siempre defendiendo la figura del galés y elogiando hasta el último día su pasado.
“Ha sido parte de la historia de este club. Se queda en el recuerdo de todos los aficionados del Real Madrid porque ha sido importante en la décima, en la final de Kiev, en la Copa del Rey. Un jugador que ha escrito páginas importantes”, afirmó ‘Carletto’ cuando ya sabía que pese a convocar a Bale sería descartado porque los problemas de espalda que no le impidieron clasificar a la final de la repesca al Mundial 2022 a su selección, le han impedido jugar en su club desde el 9 de abril.
Lea también: Papa Francisco anuncia partido de homenaje a Maradona junto a Ronaldinho y Dani Alves
PUBLICIDAD
Tan ‘fuertes’ sus dolores que no le permitieron estar en la celebración de la Liga en el Bernabéu, en la visita a La Cibeles o en la cena de toda la plantilla, o en la foto de una remontada europea histórica ante el Manchester City. Antes ya decidió apartarse de la imagen en el vestuario visitante del Ramón Sánchez-Pizjuán con la remontada que sentenciaba definitivamente LaLiga Santander.
En su única aparición en dos años y medio en el Bernabéu, ante el Getafe en el que apunta como último partido con el Real Madrid dadas sus pocas opciones de minutos en la final de la ‘Champions’ ante el Liverpool, Bale recibió el castigo del madridismo. Silbidos por su falta de compromiso.
Un contraste con la forma en la que recibieron a Marcelo cuando saltó a calentar. El público en pie aplaudiendo ante la emoción contenida del brasileño, que se llevó la mano al pecho en forma de agradecimiento. Lo mismo hizo Isco cuando le tocó su turno.
Marcelo aún espera un gesto del club a sus 33 años, una propuesta final a la baja para que pueda seguir extendiendo su leyenda tras convertirse con la conquista de su sexta liga en el futbolista con más títulos de la historia del club blanco. Con 24 superó a la leyenda Paco Gento y será eterno el debate sobre si es él o su admirado Roberto Carlos el mejor lateral zurdo en los años de existencia del Real Madrid.
Todo el Bernabéu coreó al unísono el nombre de Marcelo a los 70 minutos cuando entró al campo por Ferland Mendy, el jugador que le ha relegado al banquillo desde su llegada. Recibido con honores hasta por sus compañeros, con el gesto de Karim Benzema de ponerle el brazalete de capitán. Quien sabe si por última vez.
Lea también: “Es más duro ganar la Premier que la Champions”, Guardiola sigue en la misma
Para su ‘último baile’ apareció un emparejamiento repleto de historia con Joaquín. El bético también ovacionado por la afición del Santiago Bernabéu en un gesto de respeto a una gran figura del fútbol español en una noche de reconocimientos que se inició con la bonita imagen de un pasillo doble entre el campeón de Liga y el de Copa del Rey.
Para Isco también hubo cariño, un escalón por debajo de Marcelo a una figura que dejó magia en su fútbol pero también momentos de incomprensión en un apagón injustificado a sus 30 años en momentos en los que se alargan las carreras de los futbolistas. Buscará un destino donde encuentre la continuidad que desea y recupere la felicidad. Y quedó ensombrecido, con su caminar repleto de tristeza, al reconocimiento a Marcelo desde la grada y al final del partido de todos sus compañeros en el centro del campo, con gestos de reverencia a un futbolista inolvidable. EFE
rmm/jad