Este caso, que trasciende la esfera del metal para convertirse en un ejemplo paradigmático de los peligros del fanatismo desmedido, pone en tela de juicio la seguridad de las figuras públicas y la necesidad urgente de una mayor concienciación sobre el acoso, tanto online como offline. El relato de Scabbia, compartido recientemente con la revista Metal Hammer, comienza con un gesto aparentemente inofensivo: un fan le regaló su anillo de bodas, agradeciéndole por haberlo salvado, con su música, de una relación tóxica. Sin embargo, este acto marcó un punto de inflexión.
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A partir de ese momento, la cantante italiana comenzó a recibir un flujo constante de acoso, que incluyó fotografías amenazadoras y material gráfico perturbador, como imágenes de un feto y fotografías suyas alteradas con sangre. “Eso fue peculiar, pero tenía acosadores reales que eran potencialmente peligrosos y me seguían a todas partes”, declaró Scabbia.
El acoso se intensificó hasta alcanzar niveles insoportables, llevando a Scabbia a denunciar los incidentes a las autoridades. La respuesta fue inmediata y contundente: durante una gira norteamericana, un agente del FBI la acompañó en cada ciudad.
“Lo informé y durante un recorrido completo, tuve un agente del FBI en cada ciudad”, explicó la cantante.
Si bien agradece profundamente la protección recibida, la medida representó una limitación significativa a su libertad: “No solo me inquietaba, sino que también me aburría, porque tenía que estar confinado en un bus turístico todos los días”. Esta experiencia ilustra la gravedad de la situación y el impacto profundo que el acoso tuvo en su vida personal y profesional.
De sex symbol a símbolo de la lucha contra el acoso
La historia de Scabbia también resalta otro aspecto crucial: su presencia en listas de las mujeres más guapas del metal. Aunque en su momento lo disfrutó, Scabbia reconoce ahora el carácter sexista de esta práctica, que contribuyó a la objetivización de las mujeres en la industria musical. Su experiencia sirve como un crudo recordatorio de cómo la fama, combinada con una cultura sexista, puede exacerbar el acoso hacia las mujeres, no solo en el mundo del metal, sino en cualquier ámbito.
El caso de Cristina Scabbia plantea interrogantes fundamentales. ¿Qué medidas pueden implementarse para proteger a las figuras públicas del acoso? ¿Cómo se puede educar a los fans para que expresen su admiración de manera sana y respetuosa?
La vulnerabilidad de Scabbia ante el acoso pone de manifiesto la necesidad de una mayor atención a la seguridad de los artistas, la implementación de protocolos de protección más efectivos y un debate abierto sobre la cultura del fanatismo y sus devastadoras consecuencias. La historia de Scabbia es un llamado de atención a la industria musical, y a la sociedad en general, para abordar este problema con seriedad y eficacia. Cabe recordar que Lacuna Coil se presentará en Bogotá el 21 de marzo, en el auditorio C.E.G., con su último álbum Sleepless Empire.
