Cultura

¿Cuál es mi “crush” literario? Hablemos de enamoramientos que nacen en las páginas de los libros

“Mi hombre ideal lo he forjado a partir de personajes que he conocido en los libros”, nos dice Viviana Acero Mora, de Fundalectura.

Desde siempre hemos idealizado a las personas que amamos. Pero en esta idealización surge una pregunta que nos tenemos que hacer: ¿cuáles son las características que las mujeres buscamos en nuestras parejas? En mi caso, podría decirse que mi hombre ideal lo he forjado a partir de personajes que he conocido en los libros. Estos han superado por mucho a los de la vida real, capturando mi imaginación y alimentando mis sueños. Aquí te presento una breve descripción de algunos de ellos, aquellos que han sido culpables de mis desvelos y mis ilusiones.

Mr. Darcy

Mr. Fitzwilliam Darcy, en Orgullo y prejuicio, de Jane Austen, es el hombre que se mantiene firme frente a la tormenta, sin importar lo fuerte que sean los vientos. Se presenta como un ángel protector que siempre se preocupa por tu bienestar aún sí no lo tengas cerca. Mr. Darcy es aquel que demuestra con sus acciones, más que con sus palabras, sus sentimientos y la devoción y entrega total a su amor.

Un hombre alto, atractivo y de penetrantes ojos azules en quien puedes encontrar refugio en los días más difíciles y a quien puedes confiar tus miedos más profundos. No juzga, sino que escucha y es capaz de brindarte refugio y paz en el corazón.

El conde Drácula

Podríamos asumirlo como el típico mal tipo del que te enamoras. Sin embargo, Drácula del autor Bram Stocker es más que eso, es quien esperaría siglos por su amada, desafiaría a Dios y al destino con tal de poseer su amor. No se trata, desde luego, de un amor dulce e inocente; es más bien obsesión primitiva, un deseo que va más allá de la vida y la muerte. Él no solo ama: reclama, hechiza y consume. Es quien te acompaña a gritar en los momentos de dolor.

Drácula es apasionado, capaz de desatar tempestades por ti, tus luchas son sus luchas, no es un amor que se desaparece al primer obstáculo.

Jean Valjean

En Los miserables, la famosa novela de Víctor Hugo, nos encontramos con este hombre. Podríamos decir que es, tal vez, el culpable de esas esperanzas que hemos tenido alguna vez: lograr la transformación del “gañan” a un hombre honorable y capaz del amor más puro y desinteresado. Jean Valjean es ese hombre que no busca poseer, sino proteger; es un ser en la búsqueda perpetua por corregir los errores de su pasado a través de las buenas acciones que hace hoy.

Su amor no es apasionado, es el de un alma que ha aprendido a amar sin esperar nada a cambio, ama en silencio, se sacrifica por la persona amada y antepone el bienestar de los demás al suyo propio. En su amor desproporcionado de padre por Cosette, en su lucha por la justicia, en cada acto de misericordia y perdón, se revela un corazón que busca la redención con gran fuerza.

Dorian Gray

El autor irlandés Oscar Wilde retrata al típico narcisista. Dorian es la representación de la elegancia, cuenta con una belleza que jamás cambiará; todo su ser es una promesa de pasión y misterio que hipnotiza. Pero sus labios son capaces de sonrisas tan dulces como peligrosas, de murmurar palabras venenosas y placenteras a la vez.

Es, claramente, la reencarnación de Lucifer: su apariencia refleja la inocencia de un ángel, aunque dentro de si se esconda la perversidad del más temible de los demonios. Aún así, su amor atrae con fuerza gigantesca e incita las más variadas pasiones. Amar a Dorian Gray es perderse entre la perfección y tragedia, es tratar de tocar lo bello y descubrir que lastima, que quema, que nos consume y que deja cicatrices en el alma.

Sherlock Holmes

Sir Arthur Conan Doyle creó un genio, excéntrico y magnético que superó la fama de su creador. Las mujeres que alguna vez han amado un genio podrán entender: Sherlock Holmes no sería una pareja fácil, ni convencional. Amarlo significaría, sin duda, pactar con la soledad, comprender que lo cotidiano no es de su interés y estar siempre envuelta en una tormenta de enigmas. Implica estar todo el tiempo bajo su lupa, ser vista y comprendida con una lucidez que produce terror, es estar atrapada en el remolino de una mente brillante. Su amor, si alguna vez lo entrega, es como él mismo: un enigma imposible de resolver, raro, y tan adictivo como la más peligrosa de las obsesiones.

Gatsby

En el Gran Gatsby del escritor estadounidense F. Scott Fitzgerald podemos encontrar al prospecto del “Sugar” contemporáneo un amor intenso, lleno de gestos deslumbrantes y promesas de nunca acabar; si esto es lo que buscas, Gatsby podría parecer ideal. Pero si lo que realmente quieres es un amor real, basado en el presente y no en la obsesión por el pasado, tal vez no valga la pena. Es el hombre que te amaría con una intensidad arrolladora, pero peligrosa. Es terriblemente romántico, capaz construir imposibles y desafiar a todos y a todo por un amor que, lamentablemente, no es del todo real: es un sentimiento idealizado, atrapado en la nostalgia.

Si quieres explorar estos y otros posibles “crush” te recomendamos:

  • Orgullo y prejuicio de Jane Austen
  • Drácula de Bram Stocker
  • Los miserables de Victor  Hugó
  • El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde
  • Las aventuras de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle
  • El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald
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