Cultura

Hablemos del derecho a leer en Colombia

¿Cómo está la lectura en Colombia? La entidad encargada de promover el acceso libre al libro en Colombia, Fundalectura, cumple 35 años y los retos para 2025 son enormes.

El reto de Fundalectura
Lectura en Colombia (Fundalectura)

Hace 35 años, en Colombia, el sector editorial identificó la enorme necesidad de crear una entidad que promoviera el acceso libre y democrático al libro en el país. Una entidad que, cada día, construyera proyectos innovadores que permitieran llevar conocimiento a las comunidades más dispersas y dignificar los saberes diversos. Así nació la Fundación para el Fomento de la lectura, Fundalectura, una organización que trabaja cada día para que la lectura y el acceso al conocimiento sean una realidad.

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Colombia ha sido tradicionalmente un país de desigualdades, inmensamente rural, donde garantizar infraestructura cultural es una preocupación reciente. Sin embargo, el trabajo silencioso de entidades como Fundalectura ha hecho que el país sea hoy un referente latinoamericano en el diseño de políticas públicas de lectura, escritura y oralidad.

Somos unos de los pocos países con una biblioteca pública en cada municipio, lo que es un privilegio. La biblioteca pública en Colombia es el espacio comunitario por excelencia, donde todo sucede, donde se toman las decisiones colectivas, se disfruta del cine, la música y las artes, y donde los pobladores pueden conectarse con el mundo global.

Fundalectura ha dedicado todo su trabajo a formar agentes educativos, madres comunitarias, docentes y promotores de lectura para hacer de los libros y la lectura objetos y prácticas cotidianas. No se trata solo de mejorar los índices de lectura o resultados en pruebas escolares, sino de una apuesta más grande: por la ciudadanía, el debate y la reflexión.

En un país donde las diferencias pueden llevar a conflictos, abrir los horizontes de los ciudadanos para que comprendan el mundo desde diferentes perspectivas es un objetivo esencial. Disentir no solo es válido, sino necesario para entender al otro. La lectura nos da una voz, nos permite identificarnos con otros, con sus realidades y sus vivencias, con sus dolores y sus triunfos, leer nos ayudar a salir de nuestra propia burbuja, y a encarnar la empatía que necesitamos para avanzar como sociedad.

“La lectura es la revolución silenciosa que necesita este país, leer nos da la posibilidad de entender que el otro piensa distinto y que no existen verdades universales, si hay un lugar verdaderamente democrático este es la biblioteca pública”, señala Diana Rey, directora ejecutiva de Fundalectura.

Leer nos convierte en mejores ciudadanos, no porque nos haga “buenos”, sino porque leer nos abre la mente. Nos enseña que todos pensamos y entendemos el mundo de manera distinta, que las verdades son tantas como miradas. El mundo no es en blanco y negro, como muchas veces pensamos.

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En 2014 Fundalectura culminó, junto con el Ministerio de Cultura, el primer estudio de Retorno Social de la Inversión en Libros para Primera Infancia. Esta investigación basada en la metodología usada por el programa Bookstart del Reino Unido, permitió medir el impacto del Plan Nacional de Lectura en las vidas de las personas entre 2012 y 2014. Además, permitió trazar las equivalencias entre la inversión en bibliotecas para niños entre 0 y 8 años y el mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones, y como consecuencia, el ahorro estatal.

Los resultados fueron sorprendentes, por cada peso invertido en el plan, retornaron 4,8 a las comunidades. Esto se reflejó no solo en un descenso en la deserción escolar, sino también en un mejor uso del tiempo libre, lo que redujo la ocupación carcelaria de jóvenes o su ingreso a prácticas delincuenciales.

Pero lo más impactante, fueron los cambios en las pautas de crianza de las familias usuarias de las bibliotecas. Los padres y cuidadores se volvieron más tolerantes, educando a sus hijos sin recurrir a la violencia. Un país donde nuestros niños crecen más protegidos, dónde los argumentos y la conversación reemplazan los golpes, es un país con generaciones más empáticas, solidarias y menos violentas.

Creer en el poder pacificador de la lectura es una deuda que tenemos con el futuro del país. Aminorar la brecha educativa en Colombia es una tarea inaplazable que nos convoca a todos. Leer debe ser un derecho, igual que decidir no hacerlo, pero soñamos con un país donde esta decisión sea por voluntad y no por carencia.

Seguiremos con nuestra apuesta, con la revolución silenciosa de llevar más libros a más ciudadanos, acabando con la idea de que los libros son para unos pocos educados. Fuimos creados para llevar más libros a más lectores, para formar a los que aún no lo son, y para dignificar el conocimiento de las comunidades a las que llegamos. Si algo tiene de maravilloso leer, es que nos iguala, los libros nos dan a todos la misma oportunidad de entrar en sus páginas. No hay gesto más democrático que abrir un libro.

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