La artista plástica Maira Bertel comenzó un trabajo de reflexión en solitario que la llevó a presentar un performance. En el montaje ella se viste con un atuendo que ha sido tejido en colectivo a través de los dibujos del órgano sexual femenino, pintados por docenas mujeres en la costa Caribe. “Esto parte mucho de mi experiencia personal, porque cuando tuve mi primera relación sexual sufrí mucho, ya que no conocía mi propio cuerpo y me sometía, no conocía mi propio placer y me pregunté a cuántas mujeres más les estará pasando”, dijo Maira a PUBLIMETRO.
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Este performance comenzó llamándose ‘Desbordadas’ y fue creado por esta artista en el primer semestre de 2020, como un enfoque hacía la visibilización de las violencias de género en esta región del país. En el departamento de Sucre en 2022 un total de 16 mujeres fueron asesinadas, dos de ellas menores de edad. Seis de esos casos fueron declarados como feminicidio. “Creo que es un tema fundamental a tratar porque son violencias que están en aumento en Colombia y esta temática en específico lo que busca es invitar a las mujeres a que conozcan su cuerpo, porque así generamos una seguridad hacia él y cuando tenemos esta seguridad somos capaces de saber e identificar cuándo somos violentadas”, explicó la artista.
Es así, como Maira invita a las mujeres en diversos talleres que imparte en su convocatoria a que dibujen su propia vulva. “Es una tema bastante tabú, de hecho es complicado cuando le digo a las participantes que se miren su vulva, sobre todo, a las mujeres mayores, muchas de ellas nunca se la han mirado con detenimiento y es lógico porque desde niña nos dicen “déjate eso quieto”, “no te toques eso”, “no te la mires” como si fuera algo prohibido y entonces se forma un choque y yo lo hago porque esa es la intención: invitar a las mujeres a que conozcan su cuerpo y a apropiarse de él”.
Desbordada Amerindia
El proceso de Maira continuó con el apoyo de la Beca de Creación en Artes Visuales del Portafolio del Fondo Mixto de Sucre, 2023. Asimismo, Maira trabaja en el Museo del Oro Zenú en Cartagena donde ha tenido la oportunidad de conocer y apreciar cómo en esta cultura precolombina ubicada en las sabanas del río Sinú le daban una importancia preponderante al sexo femenino, como quedó plasmado en las numerosas figuras de mujeres que han sido encontradas en esa zona. “Visité a la comunidad indígena San Antonio del Palmito y hablé con las mujeres indígenas, porque he estudiado la cultura zenú y allí comienzo a observar que hay una gran cantidad de figurinas que en su elaboración tienen las vulvas bastante marcadas y eso me comienza a llamar mucho la atención. Esta representación denota la importancia que tenían las mujeres en la época prehispánica”, detalló la artista plástica egresada de Unibac.
Tras estas investigaciones invitó a mujeres indígenas a hacer este ejercicio, pero con una cooperación especial que consistía en trenzar estas vulvas en caña flecha. Ellas aceptaron ese reto, donde hubo hasta la participación de parteras que conocían la anatomía de la vulva en ejercicios en los que ellas hablaron también del desconocimiento que se tiene del cuerpo femenino.
Artista plástica creó un vestido para denunciar la violencia de género
La artista hace una conexión con esas figurinas femeninas de arcilla y oro, halladas en las llanuras del Caribe y a partir de forma ovalada busca una identidad en esas culturas ancestrales. “Estamos hablando de ciclos. Es una conexión ancestral que está allí. Las figuras nos dicen que las mujeres tenían una incidencia en el territorio muy importante. En la actualidad hablé con las mujeres en los cabildos que ahora afirman que existe muy poca representación de ellas en el gobierno”.
Vestida para confrontar
Fueron cuarenta mujeres las que participaron en este ejercicio de dibujar, después bordar sus vulvas, para luego hacer parte de este vestido. “No solo me compartían sus dibujos sino sus experiencias que tuvieron al momento de dibujar su vulva. Por ejemplo, me contaron que cuando tenían relaciones sexuales apagaban las luces, porque no se sentían contentas con la forma de su vulva, con los labios salidos, otras relacionaban la vulva directamente con la menstruación”, explicó la creadora.
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Después, Maira con el vestido confeccionado, se fue a recorrer lugares comunes del patriarcado, en Sincelejo, donde predomina el machismo y la misoginia. “Estuve en un taller de mecánica, rodeado por hombres que gritan improperios, en su territorio masculino. Entro allí e irrumpo en esa atmósfera para también confrontarlo y allí digo “este es un cuerpo del cual soy dueña y en el cual me estoy representando a mí misma”.
La obra se ha presentado en Cartagena, Montería y Sincelejo y las reacciones han sido curiosas y diversas, según el lugar, como describió Maira, “pensaba que en los talleres me iban a chiflar o a insultar, pero pasó algo diferente. Los hombres que estaban en la parte de atrás miraron a otro lado, no les interesó. De hecho, algunos se apartan y es una reacción interesante de ver, porque no les interesa ver a una mujer que es dueña de su cuerpo y su sexualidad. Ellos dirán “no quiero tener una mujer así, porque ya no la puedo controlar. Ya no está bajo mi dominio, ya no la puedo hacer mía. Eso fue un ejercicio más interesante”.
Con su vestido, Maira confrontó a los hombres en los talleres de mototaxis y también se sintieron intimidados, Maira cree que se trata porque estas personas manipulan objetos inertes. Con los carniceros experimentó algo diferente, porque ellos sí se acercaron a la artista. “Los carniceros manipulan con carne que estuvo viva alguna vez. La vulva ha sido consumida a lo largo de la historia como un objeto cosificado, como referencia a la carne que se consume y se come en diferentes momentos y es como esta carne que estamos consumiendo en la pornografía, en los comerciales de televisión como un objeto de consumo”.
También la artista confrontó en su ejercicio a la Iglesia como otra institución de orden patriarcal. “Por último, llego hasta la entrada de una iglesia, que como dogma nos ha limitado mucho en nuestra sexualidad y cuando leemos la Biblia nos limitan al decir que el hombre es la expresión máxima de Dios en la Tierra y la mujer tiene que ser sumisa a él. Los pasajes de la Biblia son bastante misóginos y para mí es importante hacer esa confrontación con la Iglesia”.
El vestido es de plástico transparente y las vulvas están allí copiadas en el bordado. Maira diseña el vestido, organiza una convocatoria pública para que las mujeres pinten sus vulvas y ellas le envían los dibujos a la artista. Entre ellas, participó la Asociación de Mujeres Tejedoras de Arte Zenú.
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“El vestido busca invisibilizar el atuendo de la princesa y es de plástico transparente en la parte de abajo. La princesa es pura, pudiente, no escandaliza. Yo quería quebrar esa idea y hacer una mujer que es libre, que es capaz de explorar su sexualidad. Hay violencias que son microviolencias y que son en apariencia mínimas, pero que hacen gran daño en nosotras. Por ello deseo ganar terreno en nuestro propio cuerpo con esta representación para que nos sintamos más seguras”. La idea es que Maira pueda llevar esta obra a otras ciudades del país.
La cifra: 40 mujeres se unieron para dibujar sus vulvas que después fueron bordadas en un vestido. 6 feminicidios ocurrieron en Sucre en 2022.