El espacio ha vuelto a estar de moda en estos días. La conmemoración de los 50 años de la hazaña científica más grande de la humanidad, el alunizaje del Apollo 11, ha hecho que se revise nuevamente todo lo relacionado con este inmenso logro. Aunque la más famosa de estas misiones fue la primera, el 20 de julio de 1969, las finales tuvieron un valor científico mayor. Esto, gracias a tres vehículos lunares que son los únicos automóviles que se han movido en el espacio exterior.
Los tres son vehículos que, en las fotografías y videos que la Nasa difundió al mundo, no parecen impresionantes. A simple vista parecen pequeñas estructuras de aluminio con antenas y curiosas llantas. Pero el desafío técnico de construirlos, transportarlos y utilizarlos en el ambiente de la Luna fue muy difícil. Para esto, la fabricante de aviones Boeing y Delco, la división de electrónica de General Motors, plantearon soluciones muy ingeniosas.
La más ingeniosa de todas fue el diseño general de un vehículo offroad por excelencia. Un chasís que se podía doblar para ser transportado en un cohete Saturno V, y que al alunizar podía armarse con una intervención mínima del astronauta. Los vehículos lunares pesaron (en la Tierra) 230 kilos, pero podían transportar en la Luna más de 150 kilos de muestras científicas y terreno lunar.
Para esto, luego de muchos experimentos, se decidió que los vehículos tuvieran unas características excepcionales de manejo. La consistencia similar a talco de la superficie lunar hizo que las suspensiones fueran muy suaves (y que se necesitaran guardabarros). Así mismo, la velocidad tenía que ser mínima, entre 8 y 12 kilómetros por hora.
Moviéndose en la luna
Los vehículos lunares tenían cuatro motores eléctricos para impulsar cada rueda. Cada uno tenía una potencia de 190 vatios (0,25 caballos), y podía operar independientemente de los otros motores. Todo esto, con el fin de permitir al vehículo moverse libremente en caso de cualquier problema.
Para evitar la posibilidad de pinchazos y ofrecer apoyo en la superficie lunar, las ruedas de los vehículos fueron diseñadas con cables de piano cubiertos de cinc. El apoyo era suministrado a través de parches de titanio repartidos en la superficie de la rueda. Estaban conectadas directamente a los motores eléctricos y a sencillos frenos de tambor, y permitían girar en tres metros.
Otras soluciones eran los aislamientos térmicos de las baterías, que le permitían un alcance superior a 90 kilómetros aunque, por seguridad, nunca se movieron más de 20 kilómetros de las bases. Con un implemento tan sencillo como la cera, los vehículos podían resistir las tremendas variaciones propias del espacio. El costado que daba al sol tenía temperaturas superiores a 100 grados centígrados, mientras a la sombra bajaba a 120 grados bajo cero.
Todo esto ofrecía un sistema confiable y seguro para poder explorar el territorio lunar. Los primeros proyectos planteaban una propuesta de un laboratorio móvil para dos semanas, con 10 toneladas de peso. Pero al final, un pequeño vehículo transportable en el módulo lunar fue suficiente. El costo terminó derrotando a los sueños de los científicos.
Conociendo la luna
La primera misión que contó con vehículos lunares fue la Apollo 15, en 1971. Los astronautas pasaron 18 horas en la superficie lunar, y pudieron recoger gran número de muestras. El vehículo que más distancia recorrió fue el que participó en la misión Apollo 17, en 1972: 37 kilómetros.
Desde entonces, la exploración de objetos fuera de la órbita de la tierra se ha hecho a través de satélites de observación o de robots no tripulados. El artefacto hecho por el hombre que más lejos se ha movido es el explorador marciano Opportunity, que superó los 45 kilómetros en el planeta rojo. El robot lunar Lunokhod 2 soviético recorrió 40 kilómetros en 1973. Pero solo los vehículos lunares han sido tripulados por el hombre.
Con el cincuentenario del viaje de Neil Armstrong y Buzz Aldrin a la Luna, miles de personas han vuelto a mirar al cielo. Países como China e India han buscado ingresar a la carrera espacial, y es posible que pronto tengamos nuevamente astronautas en nuestro satélite natural. Mientras tanto, estos pequeños vehículos quedarán como recuerdo de lo que es capaz la ingenuidad y la habilidad de los seres humanos cuando es puesta en un objetivo superior.
Ficha técnica
Vehículo: Lunar Roving Vehicle
Motor: cuatro motores eléctricos. 1 caballo de potencia
Masa: 200 kilos
Capacidad: dos astronautas con equipo, 150 kilos de materiales científicos y muestras
Tracción: Directa. Ruedas de titanio y cable de acero.