Poco importó a los organizadores del Paro Nacional la grave situación de la pandemia, que deja a mas de 500 colombianos muertos día tras día, o la alta ocupación de camas en unidades de cuidados intensivos. La falta de previsión de la vagancia organizada dejará varias bajas en su “lucha” y reivindicación de los supuestos derechos para que el Estado no pueda fumigar cientos de miles de hectáreas de coca, lo cual es la razón verdadera del paro armado: el inicio de la política de erradicación de cultivos ilícitos mediante aspersión aérea, que desde luego aprovechan el descontento social producto de la pandemia para buscar desestabilizar la institucionalidad y el tejido social de millones de hogares colombianos de bien.
PUBLICIDAD
«Primera línea», así se hacen llamar los cientos de jóvenes que son a diario utilizados para sembrar caos, zozobra y terror por un dúo de políticos que muy orondos promueven bloqueos y marchas desde Miami o París, devengando mas de 35 salarios mínimos mensuales. Empezaron tirando piedra, luego se aperaron de cascos, máscaras, escudos y hasta gases lacrimógenos para enfrentar a la fuerza pública, a la fecha ya se han logrado identificar cientos que han atacado a la fuerza pública y transeúntes con armas de fuego e instrumentos letales. La barbaridad no ha menguado, se preparan a diario como orcos como si fueran a la gran batalla de Dagor.
También se han hecho llamar la resistencia, de manera irónica, o mejor cínica, dejando en jaque a cerca de 50 millones de colombianos decentes que quieren trabajar. Las afectaciones económicas semanales del aparato productivo son cercanas a los dos billones de pesos, y el daño que se le hace no solo a la infraestructura: transporte, energética, servicios, gobierno, que terminaremos pagando absolutamente todos, hasta en el café que se toman a las 10 de la madrugada en Puerto Resistencia en Cali. Paradójico, ¿no? Quién iba a pensar que en medio de un cruce del Mío fueran a construir trincheras al mejor estilo de la Alemania oriental.
Resistencia la del aparato productivo, que lleva 14 meses sobreviviendo a una pandemia, sosteniendo sueldos, prestaciones sociales, impuestos para que unos mil vagabundos quieran poner en jaque a el Presidente de la República, a su gobierno y a toda la institucionalidad republicana que mucho le ha costado a mas de 10 generaciones. Resistencia la del presidente Duque que recibió un país plagado de coca, desfinanciado y con cientos de entidades llenas de burócratas caprichosos de 8 años de mermelada. Resistencia la del colombiano del común, que hemos soportado años de paros, de supuestas demandas sociales que no son mas que un vulgar acto de sabotaje a millones de colombianos que sí son decentes y quieren trabajar.
Resistencia la de millones de jóvenes que pasaron por estudios superiores, técnicos y afines, que desean trabajar y que no lo han logrado porque no hay empleo ni industrias que lo generen, porque llegó una pandemia que hizo cerrar las economías del mundo, y para rematar llegaron los bloqueos auspiciados por Farc y ELN, que no dejan trabajar a quienes lo desean y pueden, y donde sabotean a quien quiere emprender. Así las cosas, no sabemos hasta dónde llegue la resistencia de la gente decente que no quiere enfrentamientos y desea rodear la institucionalidad y el aparato productivo, lo único cierto es que todo tiene un límite y ciertas resistencias.
Corolario: Teniendo en cuenta el mapa de la crisis en donde están los bloqueos y las mas cruentas asonadas, no queda duda alguna que el bidón de gasolina es el narcotráfico, las Farc en disidencias y el ELN, junto con otras organizaciones criminales. Presidente Duque, ponga una fecha límite a este caos, aliste batallones, utilice la Constitución y la ley, que con la ley en la mano lo mejor esta por venir.
Por: Guillermo Rodríguez / @guillorodrig