Con un catálogo robusto de clásicos, Disney + llegó a Latinoamérica para competir con Netflix, HBO, Apple Tv + y Amazon Prime. La expectativa, que se mantuvo por varios meses, terminó hace unos días con una oferta que convenció a muchos a suscribirse para repetir éxitos que marcaron su infancia como El rey león o que han estado presente en la de sus hijos, como Frozen. La duda recae en cómo mantener la recién inscrita audiencia en el mediano plazo, cuando pase la euforia del estreno y se desnuden las debilidades de una plataforma que aún está cruda para competir con los líderes del streaming.
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Solo hay que ver el modelo más exitoso de este tipo de plataformas (Netflix) para entender que no basta con tener un buen archivo. En el corto plazo funciona, pero para asegurar un impacto global, las producciones audiovisuales deben lograr universalizar las historias locales, como ha pasado con series como Narcos, La Casa de Papel, La Casa de las Flores o The Crown. Si bien Disney + tiene un brazo financiero capaz de promocionar hasta la saciedad sus contenidos, urge avanzar en producciones originales que permitan saber cuál será el sello de Disney + por encima del que todos conocemos.
Pero el desafío no es solo producir más contenidos propios, sino tomar algunos riesgos. Con algo tan simple como la timidez de poner en la plataforma únicamente dos temporadas de Los Simpson para no afectar sus otros modelos de negocio, como lo es la televisión por suscripción, Disney + demuestra que como empresa de contenidos audiovisuales todavía se niega al cambio y a ceder espacios para ganar impacto. Si la entrada a Latinoamérica responde al deseo de triunfar de manera global en la lógica del streaming, la pregunta guía es cómo crecer en un camino que ya fue recorrido por otros y en el que no se alcanza la cima apenas con recordación de marca. Entre ser ambicioso o conservador, Netflix le ha apostado más a la ambición, aunque eso implique cometer errores y fracasar en algunas de sus apuestas. Por eso Disney + no se puede confiar en que con Marvel, Star Wars, National Geographic, Pixar y los clásicos de Disney será suficiente para mantener las suscripciones en el mediano y largo plazo.
Me puedo estar equivocando. De por sí espero estar equivocándome con este juicio inicial. Lo ideal sería que las mentes brillantes detrás de Disney + tengan planificado paso por paso cómo convertirse en los reyes del streaming. Pero a juzgar por lo que veo en estos primeros días, noto cierta ingenuidad por pensar que el negocio del streaming puede sostenerse con replicar contenidos exitosos, sin adaptarlos a la estructura propia de estas plataformas. Es decir, más allá de desarrollar producciones originales, como la muy bien realizada The Mandalorian, también hay que comprender que el consumo de contenidos por parte de las audiencias depende hoy de muchas condiciones que son dinámicas y que, por ende, requieren de ensayos, apuestas, riesgos y una adaptación completa al lenguaje de consumo a través de formatos que son muy distintos a los que funcionaban un par de décadas atrás.