El Columnista está bastante tentado de dejar de escribir.
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El Columnista está aburrido de inventar artículos.
Influenciado por David Markson, sencillamente.
José Asunción Silva se dio un tiro en el corazón con un revólver Smith & Wesson.
José Eustasio Rivera murió de hemiplejía, o de malaria cerebral en el New York Policlinic Hospital.
Rafael Humberto Moreno-Durán murió de cáncer de esófago.
George Orwell murió de tuberculosis.
Eduardo Zalamea Borda descubrió a Gabriel García Márquez.
“Ulises”.
La obra narra el viaje de un joven de 17 años por la Guajira luminosa y árida en busca de la aventura por vivir.
Escribió Ricardo Arango.
Un día se sentó frente a la máquina de escribir y redactó un cuento.
Escribió Carson McCullers.
Para sobrevivir, cada oración debe tener, en su núcleo, una chispita de fuego y esta, no importando el riesgo, debe arrancarla el novelista con sus propias manos de la fogata.
Precisó Virginia Woolf.
Ceci n’est pas un conte. Diderot, 1772.
Ceci n’est pas une pipe. Magritte, 1929.
This Is Not a Novel. David Markson, 2001.
Zalamea Borda era el crítico más clarividente de la Colombia de entonces.
Dijo Jacques Gilard.
Laura García protagonizó Una mujer de cuatro en conducta de Jaime Sanín Echeverri.
Acaso hubiera sido rica, acaso hubiera sido próspera. Pero no sucedió así.
Dijo Virginia Woolf de Charlotte Brontë.
A mí no me alcanza con ser un buen jinete, quiero ser un centauro.
Dijo Úrsula Le Guin inspirada en el taoísmo.
Virginia Woolf se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras y se lanzó al río Ouse cerca de su hogar, ahogándose.
Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles.
Le dejó escrito en una nota suicida a su marido.
Andrés Caicedo ingirió intencionalmente 60 pastillas de secobarbital.
María Mercedes Carranza se suicidó con una sobredosis de antidepresivos.
Todas las lenguas de la tierra maldicen al asesino
Ursula K. Le Guin murió de un ataque al corazón.
Carson McCullers sufrió varios ataques al corazón, un cáncer de mama y murió de una hemorragia cerebral.
Marvel Moreno murió de lupus.
Destinitos fatales.
Una columna sin opiniones le gustaría idear al Columnista.
Y sin argumentos. Ninguno.
Laura García interpretó a Amelia Evans en el Teatro Libre de Bogotá, en 1983.
Pero parecía que miss Amelia se había quedado sin voluntad; por primera vez en su vida no sabía qué camino tomar.
Después de su licenciatura en la Universidad Nacional, bastante agitada, por cierto, María Leticia había roto con Alvarito Castillo y aceptado esa beca de dos años que obtuvo a través del Partido pese a su antigua militancia en grupos radicalmente antagónicos.
Escribió Moreno-Durán.
Porque allí o en cualquier parte estarían en desventaja mientras tuvieran que avergonzarse de algo que formaba parte de ellas, como la calidad del pelo o el color de la piel.
Escribió Marvel Moreno.
Virginia Woolf leyendo a Tolstói:
La vida domina a Tolstói tal como el alma domina a Dostoievsky.
Los cerdos en realidad no trabajaban, pero dirigían y supervisaban a los demás.
Escribió George Orwell.
Lo que distingue al hombre es la mano, el instrumento con el que causa todo el daño.
Dijo el cerdo Bola de Nieve.
Rivera tenía ocho años cuando Silva murió.
Al escribir esto, observo cuánto me cuesta no utilizar más de lo necesario ciertos términos. Pienso en la palabra «sencillamente», por ejemplo. Casi desearía haber escrito que el sol sencillamente brilló y que el árbol sencillamente resplandeció y que el agua sencillamente cayó de sus ramas a cántaros y que la muchacha sencillamente se rió; cuando un vocablo se emplea de esta manera, da énfasis a la palabra que lo sigue y también impone un tono de voz particular.
Escribió Marilynne Robinson.
Miguel Ángel Manrique / @miguelmanrique