A los once segundos de un video recientemente publicado por la Presidencia de la República sobre cuidarse en tiempos de covid sale un colombiano, o al menos eso parece porque es la única imagen que parece local. En ella, un hombre adulto con rasgos latinos hace ejercicio en el suelo junto a una cortina. En los otros 18 segundos aparecen personajes que, de ser colombianos, probablemente viven en Rosales, porque parecen todos menos de acá. En vez de ocuparse de los ciudadanos nacionales, es como si se hubieran puesto la tarea de realizar un video sobre cómo se está viviendo la pandemia en Holanda.
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De por sí la publicidad está llena de mentiras reconfortantes, eso no es nuevo, pero una cosa es vender gaseosas y otra ser la institución que maneja una nación en crisis, y con el video en cuestión es como si presidencia confirmara que no solo no conoce a sus electores, sino que no le importan en lo absoluto. El nivel de desconexión es asombroso, pero más que eso, la falta de criterio, porque una cosa es que la realidad de algunos sea distinta a la de la mayoría, y otra no entender que millones no viven de la manera en que unos pocos lo hacen. Y no hay que llegar en río hasta Leticia para ver la verdadera Colombia, basta con salir del barrio, andar un par de kilómetros en cualquier dirección para ver que en este país la gente no luce así, no vive en casas lujosas llenas de sol ni cuenta con la capacidad económica para consumir alimentos de primera calidad.
Y ese es el problema, no el video en sí, sino sentir que quienes manejan el país no tienen criterio alguno. Porque es muy fácil quedar en evidencia cuando se ejerce algo para lo que no se es apto, e incluso a veces se nos van las luces con aquello que nos gusta y en lo que tenemos experiencia. Es un arma peligrosa la publicidad, das en el punto y creas una campaña de antología, pero tocas la tecla equivocada y haces el ridículo. Varias veces me tocó estar en reuniones donde alguien tiró una idea que consideraba genial y otra persona tuvo que atajarlo, haciéndolo caer en su error. Pues acá nadie vio nada. Unas personas propusieron la idea, otras la ejecutaron, quién sabe cuántos más tuvieron que dar su visto bueno y nadie en el camino se dio cuenta de lo que estaba pasando, tuvo que salir la pieza al aire para que en cuestión de minutos los ciudadanos notaran la burbuja que nos estaban mostrando, casi una falta de respeto.
El video lo armaron con imágenes de archivo genéricas que se pueden encontrar por internet, y toca preguntarse si esta no era una oportunidad para adjudicarle ese trabajo a una empresa colombiana para darle una mano en medio de la crisis. Tanto hablar de la economía naranja y parece que la cabeza solo la usamos para ponerla en la almohada.