Ciclismo

El ciclismo, una expresión de lo colombiano

No existe un deporte más colombiano que el ciclismo, ni siquiera el fútbol que por mercado y masificación es varias veces más grande. La sentencia es clara, el deporte nacional de Colombia son las bielas y el caballito de acero. El debate jurídico del Tejo será para otro día. Pero solo el ciclismo nos ha dado grandes triunfos deportivos, ahí no se celebra el viejo recuerdo de un 5 a 0, empates contra Alemania y la extinta Unión Soviética, o de una Copa América un poco “atípica”. En el ciclismo podemos celebrar, por fortuna y mucho esfuerzo de los corredores, dos Vuelta a España, un Giro de Italia, un Tour de Francia, un mundial de Contrareloj y un Monumento ciclístico como lo es el Giro de Lombardia. Por no mencionar las dos medallas de Oro Olímpicas en BMX que hacen parte de otra disciplina pero que Mariana Pajón ganó encima de una bicicleta.

La historia del campo colombiano no se puede entender sin este viejo artefacto de ruedas cuyo motor son las piernas del campesino que se transporta llevando cantinas de leche, petacos de cerveza, bultos de papa o cualquier producto que sea comercializable. Por supuesto que las motos ya ocupan ese espacio en el campesinado, es un ahorro de esfuerzo físico y tiempo, pero la bicicleta casi siempre será ese primer paso en la movilización de los vehículos de dos ruedas.

La bicicleta también decidió qué carreteras iba a ser pavimentadas y el recorrido de las mismas. Cuando Efraín ‘El Zipa’ Forero empezó con la Vuelta a Colombia, el estado colombiano inició una cruzada nacional para mejorar las carreteras, en varias oportunidades los ciclistas dieron su opinión para hacer las intervenciones, como lo tiene claro el señor Enrique Ávila, un reconocido ingeniero colombiano.

Cuando Colombia sufrió uno de sus peores años, y decir esto son palabras mayores en un país donde la palabra tragedia se camufla con la cotidianidad, un hombre de Fusagasugá ganó la primera camiseta de Pepas para Colombia, ganó una etapa con el rostro ensangrentado y junto con Fabio Parra hicieron el mítico uno dos, todo esto en un mismo Tour de Francia. Pan y pedazo. El mismo año en el que murieron decenas de personas en el Palacio de Justicia y el año en el que una avalancha desapareció un pueblo. El ciclismo ha servido de paliativo en nuestras desgracias. .

El deporte de las bielas ejemplifica muy bien lo que significa ser colombiano. Es una actividad en el que literalmente se sufre encima de la bicicleta y donde el cuerpo se lleva al límite. Si te caes no queda más remedio que levantarse y seguir a menos que sea humanamente imposible. Así sea magullado, un corredor siempre querrá llegar al final de la carrera como lo hizo Egan Bernal en los nacionales de este año después de sufrir una dura caída. Aunque ya esté quemada, la palabra que une a los ciclistas y el sentimiento de ser colombiano es la resiliencia, esa capacidad de anteponerse al trauma de una caída o la tragedia misma vivir en un país como Colombia. Y por supuesto que aquí pecamos de idealización, pero es que nos haría falta escribir un libro para seguir dando argumentos. Igual, para alegría de todos, ese libro ya existe y se llama Colombia es Pasión de Matt Rendell, un amigo de esta casa.

Y como si el ciclismo estuviese destinado a ser parte del sentimiento patrio, un 20 de Julio Nairo pero del 2013, Nairo Quintana se inmortalizó ganando aquella etapa del Tour de Francia para terminar ganado la camiseta de los jóvenes, la de la montaña y ocupando el segundo lugar del Tour. Aquel día se inauguró oficialmente una nueva etapa del ciclismo colombiano, época en la que estamos ahora.

Hace pocos días y para generar mucho más impacto, el vuelo con deportistas de varias disciplinas, comandados por la ‘flor y nata’ de los ciclistas colombianos desembarcó en Europa el 20 de Julio. En ese vuelo iba lo mejor del ciclismo colombiano en primera clase, porque claro, en Colombia el talento ciclístico es de primera clase. Pero valga aclarar que los deportistas que viajaron pagados por el estado no lo podían hacer en primera clase por ley, por eso los ciclistas de equipos profesionale que son privados ocuparon esos puestos.

Ahora que nuestros deportistas se disponen a emprender un nuevo calendario deportivo en tierras europeas, desde Caballito de Acero deseamos lo mejor en sus competencias, sobre todo a los ciclistas que emprenden una nueva temporada, y estos deseos incluyen a las mujeres del equipo Colnago. Ojalá nuestros corredores puedan seguir revalidando el título ganado consuetudinariamente de “el ciclismo como deporte nacional colombiano”, porque parafraseando a Jorge Luis Borges:

-¿Qué es ser colombiano?

-No sabemos. Pero es un acto de ciclismo.
Por: Camilo Téllez / @acerocaballito

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