Frente a la mas grave crisis de la historia de la humanidad, en donde quedó previamente determinado que no somos nada absolutamente frente al mundo, donde nuestras voluntades y hechos son realmente cortos a lo realmente circunstancial y valioso en la vida, donde lo efímero y real se encuentran, donde la humanidad apela por lo último, la realidad y desde luego la vida, descubrimos que hemos aplazado mucho en la vida, que el hoy y el ahora nos demanda tan solo el 10% de lo que hacíamos, y así queremos vivir y saber que hay un mañana, la incertidumbre delata nuestro miedo, el que debemos combatir con racionalidad y espiritualidad, esa que en gran parte ha perdido nuestra patria.
Hoy debemos estar más unidos que nunca, más disciplinados, más amorosos, más misericordiosos con nuestros entornos y contextos. Mucho se ha aplazado y ya habrá tiempo para ello, es momento de hacer una pausa colectiva; pronto todo estará mejor, son momentos para reflexionar y entender que si trabajamos todos hacia un mismo lado, propósitos comunes y metas tangibles, propositivas, que generaren bienestar, muy seguramente a ellas llegaremos tras muchos ires y venires. ¡Sí hay un mañana! Y sin duda será mejor, la posibilidad de eso depende de nuestra capacidad de cambio en el aquí y el ahora, ya mañana veremos qué circunstancia viene y qué designa el altísimo.
La vida es corta, siempre lo hemos escuchado, pero en realidad no. Quizás no hemos logrado discernir cómo invertir nuestra fuerza, nuestra energía, nuestro tiempo, nuestra voluntad, en propósitos nobles y que den réditos comunes. Si todo ello lo sumamos y lo usamos como propulsor de amor, seguro que todo lo lograremos como nación; ya no podemos endilgarle la culpa a Santos o a Uribe, la crisis no es del partido x o y, la crisis es del ser humano que ya no sabe qué “deshacer” para querer “innovar”. A veces el ser “conservadores” en muchas cosas básicas de la vida, como respetar la vida misma, trae consigo respuestas nobles y obvias; ¿por qué sociedades muy “liberales”, pro-aborto, pro-no heterosexualidad, pro-corrupción, pro-anarquía son las mas devastadas en esta crisis?
¿O por qué esta crisis generará colapsos muy graves probablemente, como están las cosas en “democracias” monárquicas, algunas parlamentarias como la Británica, y otras absolutistas como la Tailandesa? Sencillamente porque el mundo está en un estado de reinicio y es justo este momento en el que debemos tener una conciencia superior, para lograr cambios profundos en la manera de relacionarnos con nuestros contextos, con el mundo, con absolutamente todo. Conservar para conservarnos, apelar a lo estético no es malo ni lo será, siempre y cuando siempre lleve lo ético, como el inminente planteamiento de revaluar los conceptos de autoridad y poder, o libertad y orden, palabras descontextualizadas en los roles de poder en la humanidad misma, no solo en Colombia.
Paradójicamente, el silencio del expresidente Santos frente a la solicitud de captura de la cabeza de “gobierno” de Venezuela, Nicolás Maduro, no es consecuencia del Covid-19, es la capacidad de inversión de conceptos como lealtad, coherencia, congruencia y bien común. Muy seguramente si es capturado o derrocado el régimen, será el primero en pretender redimir esa victoria en pro de la democracia y las libertades en la región para su beneficio personal, y con ello postularse como secretario general de la ONU. ¡Claramente no lo hizo! Como tampoco nunca desprotegió a sus críticos, como el suscrito; es lamentable que la nueva administración de la Unidad Nacional de Protección decida levantar las medidas que tenía, existiendo aun riesgos extraordinarios sustentados por diferentes organismos de seguridad, e internacionales – (CIDH).
Corolario: de mantenerse tal decisión, no solamente seguiré siendo un critico moderado de la administración como lo he sido siempre, sino trasladaré lo que pueda sucederme a mi y a mi entorno de aquí en adelante a la actual administración, ¡es que sencillamente eso ni Santos lo hizo!