Columnas

Las tumbas quieren hablar

Conocimos por varios medios de comunicación la noticia de una nueva fosa común en Dabeiba, Antioquia, donde estarían cerca de 50 cuerpos de personas asesinadas y presentadas como muertas en combate por parte del Ejército Nacional. La sorpresa es de no creer, asesinatos ocurridos en 2006 durante el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez.

Aunque Uribe Vélez no fue el que accionó el arma para asesinar, es el responsable político de dichas actuaciones al ser el Comandante en Jefe de las Fuerzas Militares, que recientemente han dejado un sinsabor ante la sociedad por las actuaciones que han generado torturas, desapariciones, falsos positivos y hasta 114 menores asesinados en los últimos 15 años.

La orden era clara (según relatos de militares ante la Justicia Especial Para la Paz, JEP): asesinarlos y después disparar con armas M60 en sus rostros para que no sean identificados por sus familiares. Algo macabro, desgarrador, escalofriante y asqueroso, me perdonarán las palabras que uso, pero eso hace parte de una estrategia para tener estímulos, prebendas, permisos, condecoraciones y llenar de logros por “resultados operacionales”. ¿Ordenados por quién?

Solo se escucha el eco de los llantos de madres buscando a sus hijos, algunos con discapacidades, otros padres y madres que no tienen nada que ver con el conflicto, no tienen nada que ver con la guerra absurda y estúpida que por años y años ha dejado ríos enteros de sangre.

Hoy quienes quieren acabar la JEP lo hacen con un solo sentido: ocultar la verdad, privar a los colombianos de conocer qué fue lo que realmente ocurrió; para las familias, privarlos de cerrar un ciclo de dolor y sufrimiento buscando a sus seres amados; a los culpables, librarlos de pagar por estos hechos desgarradores para la historia del país.

Ahora se destapa más información, ya varias organizaciones han solicitado a la Jurisdicción Especial para la Paz ordenar medidas cautelares e intervenir cerca de cinco cementerios más donde estarían alrededor de 300 cuerpos de personas que no han sido identificadas, pero que fueron también presentadas como: “Ejecuciones extrajudiciales” o mal llamados “Falsos Positivos”.

Debajo de la tierra, los muertos quieren hablar; allí donde una bala quitó una vida, una tumba tiene una historia de horror, sangre e injusticia que contar… Muchos ganaron dinero, permisos, descansos, condecoraciones a costillas de la vida de inocentes, esos mismos que desde sus tumbas clandestinas buscan justicia.

Twitter: @AndresCamiloHR

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