Columnas

Un parque para todos

Esta foto la tomé sin saber para qué la iba a usar. Lo hice en junio de este año y lo que se ve a medio terminar es el parque El Japón, en la carrera 11 con calle 87, en Bogotá. Sentí que tenía que hacerlo porque bastante se había hablado sobre el tema y quería entender a qué se debía la polémica, pero sobre todo, porque estaba en el apartamento de alguien que vive justo al frente del parque, y un papayazo de esos no se tiene todos los días.

A mí me gusta que Peñalosa haya reformado parques, Peñalosa y el que sea. Entiendo que hay sobre él muchas dudas y descontentos, que tiene propuestas polémicas (por decirlo suave) y que hay sospechas sobre tráficos de influencias, pero no veo por qué haya que atacársele porque esté mejorando algunas zonas de la ciudad. Porque lo del parque El Japón es una mejora, sin duda. Cogió un parque bonito, pero poco funcional, lo mejoró con instalaciones y lo puso al servicio de la ciudad. Taló unos árboles, es cierto, pero quejarse por árboles talados no tiene ningún sentido si la dinámica es sembrar más de los que se cortan, y hacerlo con un sentido, con coherencia ecológica, si quiere llamarlo así, no sembrar por sembrar. Y según informes que se pasaron, se cortaron seis y se sembraron diez, entonces no hay ahí ningún problema. Aferrarse a los árboles es más dañino que aferrarse a las personas.

A pocas cuadras de ahí, también en la carrera 11, pero con calle 81, funciona un ejemplo de lo que se podría convertir el parque El Japón: hay en esa manzana un parque que era antes un lugar boscoso que era utilizado por pocas personas, la mayoría para cortar camino o para jugar en una cancha multipropósito que allí existía. Hoy la cancha sigue existiendo, pero mejorada, a la par de los juegos para niños y otras mejoras. Lo que antes era un sitio al que daba incluso miedo entrar, hoy es una invitación a desahogarse de la ciudad. La propuesta con el parque El Japón parece ser la misma, y aun así hay gente que se queja, tocaría ver por qué.

Uno de los argumentos (seguro que hay más), es la mezcla social a la que muchos se oponen. Lo dijo en su momento Nohra Puyana cuando afirmó al respecto: “Estoy de acuerdo y los felicito por todo lo que han hecho en el sur, que se necesita. No hay nada más difícil para una persona de escasos recursos que estar sin plan un sábado y un domingo. ¿Adónde voy? No hay dónde ir. Muchos de nosotros tenemos la posibilidad de ir a nuestros clubes”. Es decir, algo así como vivan su vida, pero no cerca de la mía. Clasismo puro y duro, segregación disfrazada de conciencia social. La oía y era oír a Stacy Malibú decir su famosa frase: “Y ahora vamos a olvidar nuestros problemas con un gran platón de helado de vainilla”. Luego mira uno de quién es esposa la ex primera dama y lo entiende todo, no se podía esperar otra cosa de ella. Qué bonita pareja la que hacen.

  A punto de ser entregado, el parque El Japón volvió a ser polémica la semana pasada cuando se revelaron unas fotos donde no se habían cortado aún unos árboles ubicados en las porterías de las canchas de fútbol sintéticas que se construyeron, y ahí sí la verdad yo no entiendo nada: mal si se cortan árboles, mal si se dejan. Con lo difícil que es armar un partido entre amigos y encontrar a alguien que tape, y nosotros quejándonos porque Peñalosa es un visionario que construye canchas de fútbol con arquero fijo incluido.

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