Lo manifesté en otra columna que escribí para PUBLIMETRO: no recuerdo una campaña a la Alcaldía de Medellín con unos candidatos tan flojos, con tan poco carisma, pergaminos y un halo de mediocridad. De igual manera algo que es peor, esta campaña está llena de acusaciones a diestra y siniestra; eso sí, hay muchas que pasan de agache ante el total desconocimiento del ciudadano del común.
Cada debate, de los pocos que se han hecho, deja al descubierto las falencias de este ramillete de personajes que quieren, el primero de enero, ser el nuevo alcalde de la capital antioqueña. Nadie se salva, ni el que va de primero en las encuestas (el señor Ramos), ni menos aun los que van de segundo (el señor Quintero) o el tercero, cuarto, quinto y el último –de los que ya ni sé quiénes son–.
Uno confunde una cárcel para menores de edad con un centro para atención de mascotas (La Pola con La Perla, toda una perla…); otro quiere hacer un metro por debajo de donde ya hay un metro; otro, que fue secretario de Gobierno de la actual administración y, por ende, debe manejar el tema, no conoce las cifras de los índices de homicidios de la ciudad, y otros, o los mismos, en su repetición de sandeces, prometen cosas incumplibles en aras de acaparar el voto. Incluso me tocó una que me saludó de beso en la mejilla y sin pudor me dijo que lo hacía “porque en campaña hay que darle pico a todo el mundo”. Cosas de siempre en el panorama político de este país. El prometer y luego, en el solio del poder, mirar para otro lado y hacer lo que venga en gana.
Pero lo más fétido de todo este circo es lo que ha estado ocurriendo con el candidato del actual alcalde Federico Gutiérrez, el señor Santiago Gómez. Lo que antes era un rumor de redes sociales ya es una denuncia seria de medios de comunicación como La W y el periódico El Colombiano. Funcionarios de la actual administración, de todo tipo, en carrera administrativa o contratistas, hacen proselitismo político desde sus cargos, sus redes sociales y/o sus esquemas de comunicación. Las pruebas las han mostrado estos medios y las han replicado otros, hay pantallazos de trinos, de conversaciones y audios de WhatsApp en los que diferentes funcionarios presionan a otros con la intención de decirles que hay que apoyar al candidato de esta administración. También les dicen que hay que ir a hacer recorridos y regar las propuestas del señor Gómez, que hay que estar con el de Fico y, todo se redondea, en algunos casos, con un comentario procaz, amenazante y vil que dice: “Ojo, que su contrato (en el caso de los contratistas temporales) depende de ello”. Y si lo anterior no es suficiente, pásese por Twitter para ver a muchos que sin pudor lo hacen. Nada peor que sostener el miedo al perder el puestico a costa del arribismo del apoyo político. Triste, el hambre es una cosa muy brava y si se le suma mediocridad, es un virus indescifrable…
Con el escándalo y las denuncias en los medios de comunicación y el tema en boca de los ciudadanos de Medellín, el alcalde Federico Gutiérrez citó a una rueda de prensa. Cuando todos pensaban que sería una rueda en la que hablaría sin tapujos del tema y daría la cara con argumentos, el mandatario habló 56 segundos, no permitió preguntas, dijo que respetaba las investigaciones de los entes de control y se fue.
Soberbia total y ese halo de duda que crece y crece ante el apoyo que le da al candidato que dice que es el de él. Por ahora la Procuraduría inició una investigación sobre todo este tema de las presiones de funcionarios de la alcaldía a otros para apoyar la candidatura de Gómez.
Hay unos que lo hacen sin pena; mal que bien, la lagartería hace perder hasta el más mínimo de los códigos de decencia. Lo que sí es cierto es, que ad portas de terminar su mandato, esto deja muy mal parada a esta administración.