La salida de Noticias Uno del aire estaba cantada. El 18 de marzo de 2018 el expresidente y senador Uribe trinó: “Daniel Coronell, político y contratista de Santos, tiene pánico y con razón; un gobierno de Iván Duque manejará con transparencia las concesiones de televisión”. No era una advertencia ni el adelanto de una noticia, sino una amenaza. Una que tenía como objetivo cobrarse de una vez por todas las denuncias del noticiero sobre Odebrecht (incluyendo la misteriosa muerte de un testigo) y cómo las tramoyas por debajo de la mesa habían beneficiado al entorno uribista, incluyendo a exfuncionarios y al excandidato presidencial Oscar Iván Zuluaga.
Si en algo ha sido brillante el cerebro gris que fundó esa secta religiosa convertida hoy en partido político es en amenazar, desacreditar y hacerle la guerra sucia a todo aquel que tenga el valor de confrontarlo. No es fortuito, pues, que muchos de los testigos en los casos en los que la justicia lo investiga a él y a su entorno, terminen sufriendo accidentes en los que pierden la vida, son tiroteados o, como sucedió con Jorge Enrique Pizano, ingiriendo cianuro.
Según una nota de El Espectador (6/372018), en dos de los casos donde se investiga al expresidente, “los testigos fueron amenazados después de rendir declaraciones en su contra”, y la misma suerte corrieron algunos de sus familiares y cercanos. En otra puede leerse que en los casos de investigaciones que la justicia adelanta contra Santiago y Álvaro Uribe Vélez han sido asesinados nueve de los doce testigos claves, siendo el más reciente el de Carlos Areiza, uno de los más custodiados (por lo delicado del tema) en el proceso que la CSJ adelanta en el caso Cepeda-Uribe por falsos testigos. Además de la investigación contra el expresidente, Areiza tenía en su poder información detallada, según la nota, que podría darle claridad a la participación de Santiago Uribe en la conformación de la banda de paramilitares que el país conoció como “Los 12 apóstoles”. Con relación a esta polémica investigación, del abanico de diez testigos que tenía a su disposición hace diez años la CSJ, solo quedan vivos tres.
Mucho de los casos anteriores fueron develados en primera instancia por Noticias Uno, un espacio emitidos los fines de semana que no vaciló en demostrar cómo los hijos del entonces presidente Uribe pasaron, en menos de cinco años, de tener un negocio de 10 millones de pesos a uno que hoy goza de un capital que supera los 5 mil millones. La polémica compra de unas tierras por parte de los descendientes del primer mandatario que fueron adquiridos a precio de huevo y que días después un decreto de la Dian elevó su valor a miles de millones puso en duda la transparencia del negocio y dejó enormes interrogantes sobre la utilización de una información privilegiada del Estado para hacerse multimillonarios.
Por supuesto, estas denuncias y otras que involucraban a la primera línea de sangre presidencial no podían pasar inadvertidas. La ofensiva, dirigida desde la Casa de Nariño, se inició con negar toda la información emitida y que Daniel Coronell convirtió en tema de una de sus columnas en la Revista Semana. Luego vinieron las acciones de desprestigio salidas del altavoz del Twitter del primer mandatario y los ataques de carácter personal a la dirección del medio y a todo aquel que trabajara o colaborara con este.
Hace unos días Nacho Gómez, subdirector de Noticias Uno, sorprendió a los colombianos cuando aseguró que durante los ocho años del gobierno del presidente Uribe Vélez su casa fue asaltada 16 veces y le hurtaron en ese lapso un total de 28 computadores. La pregunta que surge es por qué unos supuestos ladrones entran a la casa de un periodista opositor del régimen de turno y solo le extraen unos computadores donde yacen archivos noticiosos.
El asunto se puso mucho más delicados cuando se supo que algunos medios de comunicación, entre ellos Caracol Televisión, se opusieran a que sus pautantes contrataran asimismo con Noticias Uno bajo la amenaza de aumentarle por cuatro el precio del espacio publicitario. Cecilia Orozco trinó entonces lo siguiente, a raíz del escandaloso anuncio de la posible y definitiva salida del noticiero del aire: “Hace uno 10 días existe un bloqueo extraño de llamadas entrante y salientes a móviles en el centro empresarial donde funciona Noticias Uno, y Movistar, la encargada del asunto, no responde”.
Pero aún así el negacionismo de los uribistas lo expresan a través de trinos donde se burlan de que el noticiero más premiado de Colombia no tenga plata para funcionar, o que le vendan el noticiero a Sarmiento Angulo o algún otro magnate del país para que lo ponga a funcionar “porque los mamertos no saben administrar”. Desde este punto de vista, no se trata de un complot bien orquestado por un grupo de políticos poderosos para sepultar al único noticiero que cumple a cabalidad con la función social de informar y develar las tramoyas del poder, sino un asunto de “mamertos” que no tienen la capacidad de venderle al público un espacio publicitario.
Por: Joaquín Robles Zabala / Magíster en comunicación y docente universitario
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