opinión

¿Qué nos dejó los 30 años de Colombiamoda?

La moda Colombiana es Calendario B, y es Colombiamoda el encuentro que hace el corte a mitad del año, que nos despliega el panorama de la industria y define los retos del mercado que debemos enfrentar para crear nuevas dinámicas del negocio, aún más en una edición que conmemora los 30 años conectado el sector moda. Las expectativas estaban altas por parte de los asistentes, y el reto bastante intenso para Inexmoda, el instituto que apoya al sector moda a través de estrategias como la creación de dicha plataforma. Pero dejando los comunicados de prensa a un lado ¿cómo les fue a los diseñadores este año?

Uno supondría que los creativos deberían estar siempre alineados con el tema de tendencias globales y locales, pero son pocos los juiciosos. Pink Filosofy y MEV fueron las marcas que destacaron por su acertada aplicación de macrotendencias, como paletas de colores neutros y tierras en materiales sostenibles como el lino y el algodón, formando siluetas estructuradas y minimalistas a lo largo de sus respectivas colecciones: A-temporal y Ser.

Otros diseñadores como Beatriz Camacho, enfocaron su colección dentro de la tendencia de sostenibilidad en donde el mar es fuente de inspiración -no solo como una forma de concientización de la polución por plástico sino de la tranquilidad que otorga- a través de tonos como el turquesa, aqua y azules en telas fluidas, con volados y plisados. Finalmente, siempre es importante resaltar los diseñadores que apostaron a la diversidad como tendencia: Truccos, MEV y Guio di Colombia quienes incluyeron a modelos plus size, transgénero y con prótesis.

Estos 30 años mostraron diseñadores con propuestas más solidas que aunque diferentes entre si todas se hilaban dentro de un “Colombian chic”. No dentro del caribbean chic, porque como dice Jennifer Varela, creadora del blog moda 2.0, “somos más que playa, brisa y mar… el trópico es mucho más que flores, palmeras y vestidos con escotes”. Pasarelas como Alado con su colección Terracota inspirada en el arte cerámica embera chamí, la pasarela de Maria Alexandra Bueno con su colección Andariega inspirada en la mujer recolectora de café, la colección Latido de la marca Religare mediante el uso de la fibra de cumare, y la pasarela de Maestros Ancestrales para el grupo Arkitect la cual exalta las tradiciones de las comunidades indigenas artesanas, son muestra que la estética de nuestro país se desborda más allá de los boleros y estampados florales y herbales.

No sé si les pasó pero por un momento ¿no se sintieron en una versión del Caliexposhow? la parrilla de diseñadores estaba compuesta en gran parte por diseñadores vallecaucanos como Johanna Ortiz, Gio Dominguez, Renata Lozano, Pink Filosofy, Andres Otálora, Ana Lucía bermudez y por que no, Maria Elena Villamil, quienes siguen impactando en la industria de la moda local e internacional– sin mencionar a sus modelos como Natalia Montero – por sus grandes habilidades para dibujar a la mujer latina y su femenidad en diferentes formatos estéticos comerciales.

Finalmente, es importante destacar como siempre las grandes propuestas de los diseñadores mas pequeños: UPB, Area Andina y La Colegiatura, quienes todos los

años resultan tener los conceptos más refrescantes en contraposición a la oleada comercial, de las cuales destaco las siguientes propuestas: De la colegiatura, Melissa Valdes impactó por su trabajo de contar historias a traves del bordado hilo a hilo en piezas con volúmenes exacerbados, y Sebastián Spiess quien desarrollo una colección en acrilico y acero inoxidable fusionando la moda y la mecatrónica. De la UPB, la colección de Jacobo Durango, Candy Fatale, quien juega con el latex y la organza de seda en siluetas glamurosas de los sesentas, mientras que Santiago Alzate nos regala una colección de contraposición de materiales como la lycra y el denim en una paleta de colores vivos y neones. La pasarela Maxi Retro de Area Andina cobijó los diseños de varios estudiantes pero sobre todo un diseño en especial por parte de Juan José Rodriguez inspirado en la historia de la homosexualidad de Antioquia el cual consistía en una falda que diagramaba una orgía cortada a laser y bordada individualmente junto con un top drapeado.

Sin duda fue una edición que sigue posicionando la moda Colombiana por todo lo alto y que muestra una adaptación evidente al sistema moda por parte de los diseñadores y sus propuestas, pero se sintió como una versión más. Una versión que tuvo que tener más impacto en su organización, pasarelas más experimentales o tal vez una cuota internacional más contundente, porque al final y al cabo son 30 años de transformación y de apostarle a la moda Colombiana como pionera en el mercado latinoamericano.

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