Cientos de voces ciudadanas, cansadas de los desaciertos de la actual administración, no solo por su genuflexión con el terrorismo, el cual ya se pavonea como el adalid de la moral, la paz y el patriotismo, gracias a las múltiples concesiones sin nada a cambio, ya nadie reclama por los menores reclutados que las Farc nunca entregaron, por las armas que no entregan, es por ello que esas voces ciudadanas y expresiones de la comunidad no soportan más el aumento desproporcionado de los impuestos, la carestía del costo de vida desmesurado y el levantamiento del velo a la corrupción administrativa, la cual va de manera creciente, por ello muchos este sábado dirán no más.
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Vivimos en una sociedad en la que las zonas de confort se convirtieron en un motivo más para mirar a otro lado, sin pensar en el mañana de nuestros hijos, o por qué no el mañana próximo. Aquello que con ahínco se denunció ayer por verlo con horror y un alto grado de imposibilidad, hoy es materia de inclusión vía fast track en nuestra Constitución, los acuerdos que fueron improbados por el pueblo fueron acogidos por las mayorías en el Congreso, desconociendo los principios democráticos de nuestras leyes y pasando por la faja la voluntad popular de millones de colombianos que les dijeron ‘no’ a las Farc, por el sencillo planteamiento de paz sí pero no así, eso equivale a no impunidad, no elegibilidad y garantías de no repetición; algo que no se ve a la vista.
Marcho el 1 de abril porque no quiero que se violen más los derechos humanos de parte de las Farc, el Eln, ni ningún otro grupo terrorista en el futuro; marcharé porque no estoy de acuerdo con la violación de los principios democráticos de nuestra carta, en la que la soberanía radica en el pueblo, la cual fue conculcada al desconocer el resultado del plebiscito, en el que el pueblo dijo ‘no’, eso también se constituye en violación de un derecho humano al desconocer los resultados democráticos dentro de un Estado Constitucional Democrático; marcho porque sí considero que se está entregando el país a las Farc, o ¿dónde están las 6000 armas de los miembros de las Farc que están en las zonas veredales?
Quienes veían lejos el socialismo del siglo XXI en Colombia desde diferentes orillas, hoy tienen plena conciencia de que la plataforma para su aterrizaje está más que lista, esos que muchas veces convalidaron muchas de las actuaciones del actual Gobierno, hoy de manera vehemente y tajante lo critican, ¡quién iba a pensar! Hay que salir a expresar que los ciudadanos decentes de Colombia, que todos los días tienen sus “combates” por tener un trabajo con dignidad, no merecen que se les enrostre con cinismo el premio al terrorismo con salarios superiores a los tres salarios mínimos, cuando su mérito ha sido asesinar, secuestrar y hacer cuanto vejamen existe con la condición humana.
Vale la pena marchar porque no solo se les indica a los violentos que sí se quiere una paz, pero no así, una paz con condiciones justas y en la que existan garantías de no repetición para toda la sociedad, vale la pena marchar contra los corruptos para que tengan presente que existe una ciudadanía que no tolera un acto de corrupción más; quién iba a pensar que los 120.000 millones de pesos que el Banco Agrario regaló a Navelena en este Gobierno, empresa filial de Odebrecht, lo que se traduce en algo más de 40 millones de dólares, podría ser uno de los orígenes de los dineros que se movieron para probables “sobornos” y cuanta inmundicia existe, es decir ¡tras de cotudos con paperas!
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.