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Al final, como dice el viejo y popular adagio, “entre cielo y tierra no queda nada oculto”, por lo visto una vez más la sabiduría popular parece sentenciar lo que a ojos de todo el país sería la máxima trapisonda a la democracia, ya hay tantas que uno no sabe cuál es peor; pero lo cierto es que después de cerca de algo más de la mitad del periodo del actual presidente de la república todo sale a flote, a Óscar Iván Zuluaga le raparon de las manos la posibilidad de ser presidente de los colombianos; para entonces en la primera vuelta vencía a Juan Manuel Santos por algo mas de 400.000 votos, sin duda alguna como mostraba la tendencia sería presidente.
Fue entonces cuando, de manera espectacular, la Fiscalía General de la Nación, a cargo de Eduardo Montealegre, indicó que el proceso de paz estaba siendo espiado por un hacker, asunto que sin lugar a dudas, a pocos días de celebrarse la segunda vuelta presidencial, marcaría una pauta determinante en la intención de voto de los colombianos. El asunto no se hizo esperar, medios de comunicación contratistas del régimen, de manera sistemática, difundieron en “exclusiva” el video en el cual el candidato y virtual presidente, de manera cándida, expresaba sin misterio alguno inquietudes generadas por quien lo ponía en escena, o mejor en contexto, es decir el hacker, que al final sería el medio de su verdugo político.
Durante todo este tiempo se especuló, incluso se llegó a afirmar desde diferentes orillas sobre la honorabilidad de Óscar Iván Zuluaga y su hijo David, pocos creyeron en la inocencia de ellos, su respeto a la institucionalidad y el orden jurídico, hoy el asunto se vuelve a mencionar debido a las contundentes declaraciones de quien sería para entonces el director del cuerpo técnico de investigación de la Fiscalía General, así es como Danny Julián Quintana mencionó ante los medios de comunicación lo que se denominaría un resumen ejecutivo de su declaración a la Corte Suprema de Justicia, expresiones que hacen inferir, probar o, mejor, corroborar que todo muy posiblemente fue producto de un montaje desde órbitas de poder.
Es decir, el jefe de la policía judicial del ente que desplegó el aparato de justicia, para torpedear la candidatura de Óscar Iván Zuluaga, indica que durante el proceso nunca tuvo conocimiento de la existencia de pruebas o indicios que involucraran al entonces virtual presidente de la república y su hijo David Zuluaga con actividades ilícitas relacionadas con el tal hacker, eso muchos ya lo suponíamos o creíamos, pero nunca llegamos a pensar que el entonces director del CTI saliera a corroborarlo; ahora salen a relucir asuntos como que el ayudante del hacker, otro sujeto de igual profesión de apellido Revert, había trabajado en el pasado en España con el abogado de las Farc, Enrique Santiago.
Al ‘Hackergate’ la faltó tribuna, toda la que le dieron de manera inmisericorde en pro de acabar con las aspiraciones de Óscar Iván Zuluaga, muy seguramente hoy la economía estaría muchos puntos arriba como cuando fue ministro de Hacienda; el asunto se opaca hoy por el nuevo acuerdo ese que no se les socializó a los voceros del ‘no’, ese mismo al que solo se le quitó un par de comas y frases de adorno, ese mismo acuerdo que se vende mejor que el que no fue refrendado, ese mismo que no se socializó a las altas cortes, ese mismo del posconflicto, en el que el director del CTI clama por su vida por contar la verdad, ese mismo que premiará a los cabecillas de las Farc con asiento en el Congreso.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.