Quienes llevamos años de años caminando de arriba abajo por el centro de Bogotá y sus alrededores siempre le tuvimos una mezcla de cariño, lástima y temor al túnel que conecta el Hotel Tequendama con la iglesia de San Diego, a la altura de la carrera Décima.
Este paso peatonal subterráneo tuvo sus años de esplendor en los sesenta y setenta, cuando allí los turistas que se alojaban en el hotel compraban o al menos se pegaban su caminada para apreciar esmeraldas y artesanías.
El lugar comenzó a decaer y en los últimos tiempos no era más que un lúgubre pasadizo. Un lugar oscuro y angosto con los locales comerciales cerrados, algunos de ellos abandonados, por el que uno pensaba dos veces antes de entrar y pasaba caminando lo más rápido posible.
Desde de octubre del año pasado, el túnel ofrece una nueva cara. Al desaparecer los locales comerciales, el túnel ganó un par de metros de ancho. Sus paredes se convirtieron en galerías fotográficas.
De esta obra se encargó AsoSandiego, una organización cívica que lideró los trabajos de renovación y adecuación del túnel, con el apoyo de la empresa privada. Hoy el túnel recibe el nombre de ‘Enlace peatonal y galería de arte San Diego, Tequendama’ y hace parte de una concesión que le hizo la Defensoría del Espacio Público de Bogotá a la asociación. Se calcula que cada día transitan por el túnel unas 12.000 personas, que pueden caminar despacio o detenerse para apreciar con calma las fotografías.
En una de ellas, a manera de museo, se promocionan los eventos artísticos que se llevan a cabo en Bogotá, como el Festival Iberoamericano de Teatro. En la pared del costado sur se exhiben fotografías que muestran la manera como se ha recuperado el espacio público en todo el sector. En la pared que está enfrente de la boca del túnel que da contra el Hotel Tequendama se instaló un muro verde, que le da al enlace peatonal un aire de frescura y de vida.
La recuperación del túnel está fuertemente asociada con la transformación de esta zona, en gran parte gracias a la construcción de la estación Museo Nacional, del sistema TransMilenio, y la muy cercana estación de San Diego. Un túnel muy necesario para atravesar una vía arteria por la que circulan ahora los buses articulados.
El túnel no está abierto las 24 horas. Abre sus puertas a las 6:30 de la mañana y las cierra a las 7:30 de la noche, y una hora antes los domingos.
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