No soy una experta en temas de salud, pero hay algo que me ha servido de ejemplo para sanar y ver a las personas a mi alrededor hacerlo también: ¡la actitud! No puedo generalizar, porque mantener el optimismo y ser positivos no nos garantiza librarnos de enfermedades ni mucho menos, pero desempeña un papel fundamental a la hora de recuperarnos.
Hace unos días estuve conversando con mi papá, un médico pediatra neumólogo con el que puedo pasar horas aprendiendo, y me decía que, definitivamente, la inmunidad depende de nuestra fe y que es importante creer que todo va a estar bien para que la recuperación sea efectiva en muchos casos. Lo he comprobado por mí misma después de mi operación de cadera. Al principio seguía al pie de la letra las recomendaciones del médico y comencé a sentir que mi vida era absolutamente limitada. No podía hacer ningún deporte, o actividad de impacto y ciertos movimientos, porque eso disminuía la vida de mi ya reparada cadera.
Así fue como dejé de moverme por miedo a las consecuencias, hasta que entendí que tenía que vivir sin miedo, usar la cadera sin pensar que la dañaría y ese simple cambio de actitud me ha hecho sentir mucho mejor que antes. Encontré los ejercicios adecuados y me adapté, saqué de mi mente la expresión «no puedo» y ahora todo es mejor que antes. Hoy visito a varios familiares enfermos y les recuerdo que la mente es muy importante y que quejarse y pensar negativo solo empeorará las dolencias del cuerpo. A las enfermedades hay que combatirlas no solo con tratamientos tradicionales, sino con pensamientos liberadores y positivos.
¡Si piensas que todo va a estar bien, es muy probable que suceda!
¡Feliz fin de semana!
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