Opinión

La venganza de DiCaprio

The Revenant (El renacido) llegó a las salas de cine para cumplir una honorífica misión: desquitarse de la ignorada tan tremenda que le han pegado a Leonardo DiCaprio en los Premios Óscar y abordar el tema de la venganza que, aunque suene a blasfemia, logra mover más montañas que la fe. Con esto, la propia novela en la que se ha convertido la presencia de DiCaprio en los premios de la Academia llegaría a su justo final con la escena que todos sus seguidores aclaman: “And the Oscar goes to… Leonardo…”.

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De cumplirse lo anterior, DiCaprio rompería su maldición con la interpretación de Hugh Glass, un hombre reconocido por sobrevivir al ataque de una osa grizzly y por ser ejemplo de lo que significa cobrar venganza (según la RAE “Satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos”). Para el actor sería más que ‘sacarse la espina’, significaría asumir el rol protagónico en la fiesta del cine para reclamar, como en un culebrón mexicano, lo que le pertenece.

Aunque la película El renacido no es de mis afectos tiene todos los ingredientes que Hollywood premia, algo que se vio reflejado en sus abultadas nominaciones. Es una superproducción que muestra más sangre y olor a muerto del que yo puedo aguantar, pero que cuenta con la brillante actuación de Leonardo Wilhelm DiCaprio, además de estar dirigida por el mexicano Alejandro González Iñárritu, que ya demostró de lo que es capaz de hacer con Amores perros, 21 gramos, Biutiful y Birdman.

¿Quién le puede aguar la fiesta a DiCaprio? El plato no está servido en bandeja de plata y Michael Fassbender es la dura competencia en la categoría de mejor actor. Si me apego solo a mi criterio yo le daría el Óscar a Fassbender, que en Steve Jobs deja ver que es un actor multifacético, que explora y desarrolla personajes muy complejos. Ya lo había demostrado en Shame, pero ahora en el rol del genio de Apple, y junto a Kate Winslet, da un banquete de buenas escenas, difíciles de pasar por alto.

Pero, alejando mi criterio, Fassbender debe esperar y el Óscar tiene que quedarse en manos de DiCaprio. La Academia ha demostrado que puede ser justa después de mucho tiempo; así que como hicieron con Sean Penn, es hora que dejen pasar al frente al actor que nunca han consentido para que dé un discurso de 10 minutos, agradeciendo por todos los papeles que le han merecido un Óscar. Sus nominaciones a mejor actor fueron con El lobo de Wall Street, Diamante de sangre y El aviador; a mejor actor de reparto con ¿A quién ama Gilbert Grape?; y tampoco hay que olvidar que dejó huella con Winslet en Revolutionary Road y Titanic.

La venganza es ahora, DiCaprio se ha hecho a pulso y merece la estatuilla. Por eso, y echando mano de la presión social, espero que se haga justicia para acabar con la maldición. A mi juicio, todo está dado, ¿y al suyo? ¡Vea El renacido!

Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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