Más de 70.000 personas, de ellos 13.000 niños, han cruzado en lo que va de año la región de Darién, fronteriza entre Colombia y Panamá, en su éxodo hacia el norte, una cifra que iguala al total de los cinco años anteriores, señaló hoy la Federación Internacional de la Cruz Roja (FRIC).
Esta ruta obliga a cruzar la jungla panameña y es una de las más peligrosas del mundo, destacó en un comunicado la federación, que está aumentando sus esfuerzos en la zona para atender este aumento de migrantes, que según Cruz Roja ha sido causado por los efectos económicos de la pandemia de COVID-19.
«Entre 600 y 1.300 personas entran en Panamá cada día, y se enfrentan a grandes riesgos al cruzar la jungla, por lo que frecuentemente muestran signos de traumas físicos y mentales», señaló la directora de FICR para América, Martha Keays.
Sólo en el pasado mes de agosto usaron esta ruta más de 25.000 migrantes, cifra casi equivalente a la de todo el año 2016, que hasta ahora era el que había registrado un mayor flujo de migración.
Para responder a este aumento, la Cruz Roja está haciendo uso de su fondo de emergencia ante desastres, con el fin principalmente de distribuir agua potable y bienes esenciales tales como redes antimosquitos para prevenir ante la malaria y otras enfermedades transmisibles.
Uno de los principales lugares de inicio de la ruta es la localidad colombiana de Necoclí, en la frontera con Panamá, donde según Cruz Roja unas 10.000 personas esperaban a finales de agosto la oportunidad para poder adentrarse en el Darién.