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Los caleños que apoyan el Paro Nacional desde la cocina

Esta es la historia de un grupo de caleños que apoyan el Paro Nacional, pero no desde las manifestaciones, sino desde la cocina.

Los caleños que apoyan el Paro Nacional desde la cocina, esta es la historia de un grupo de amigos que se unieron para ayudar.

No hacen parte de la Primera Línea del Paro Nacional, pero quieren un cambio para el país y lo demuestran con sazón de hogar.

Trabajo de medio tiempo

Ítalo Esquivel y Yika Medina son dos esposos tatuadores que un día decidieron cambiar la tinta por condimentos para cocinar.

Dividen su día entre la cocina y el estudio de tatuajes junto a su equipo de trabajo, familiares y amigos.

Apoyan el Paro Nacional desde sus inicios y destacan la manifestación pacífica que se mantiene en varios puntos de la ciudad.

Un día, decidieron que querían llevar ese apoyo a otro nivel y dejaron de enviar energía para ponerse manos a la obra.

Cocinando en el Paro Nacional

Todo empezó el pasado 2 de mayo, ese día Ítalo hizo una donación de 300 sándwiches que llevarían a los manifestantes de La Luna para calmar el hambre.

Desde entonces no han parado de ayudar hasta el día de hoy, lo hacen con la convicción de que el país necesita un cambio y apoyan a quienes lo están logrando.

Cocinan en la casa de los abuelos de un amigo y solo paran los domingos, día de descanso para reponer energías de la pesada labor entre semana.

Ya casi completan el mes cocinando a diario y han ayudado a muchachos de La Luna, Siloé, Univalle, Meléndez, Paso del Comercio, pero no solo a los manifestantes, sino a la Misión Médica en varios puntos de la ciudad.

Se reunieron por una misma causa

No es un trabajo en solitario, esto es posible gracias a un grupo que varía entre 10 y 20 personas quienes voluntariamente ayudan a cocinar.

Se unen los integrantes de Italo Esquivel Studio, familiares, amigos y conocidos, todos meten mano en la cocina para llevar alimento a los puntos de Cali.

No tienen presupuesto para esta misión, todo lo que han hecho hasta el día de hoy ha sido gracias a las donaciones por redes sociales.

Seguidores y conocidos que apoyan la causa, aportan su granito de arena para que todos los días haya comida para los jóvenes y profesionales de la salud.

Así es la logística para los almuerzos

Primero se asigna a una persona que merca para dos días procurando que los alimentos estén siempre frescos.

Luego se lava y se pela. Papa, zapallo, zanahoria, cebolla, entre otros, mientras se pone a cocinar el arroz.

Solo en arroz se cocinan 12 libras diarias, lo que da para llegar a los 400 almuerzos que se reparten en todos los puntos mencionados.

Los platos son variados, entre algunos de los más apetecidos está el arroz con pollo y salchichas, frijolada con arroz y chicharrón, lentejas, alverjas, pasta con carne o pollo, huevo cocido, tajadas de plátano maduro, todo con arroz.

Los menús diarios se acompañan con aguapanela con limón, jugo de maracuyá o de piña.

La financiación es por donaciones

Aunque algunos inescrupulosos señalan que este tipo de iniciativas se financian dineros mal habidos, la realidad es muy diferente.

«Yo pienso en una opinión muy personal que si el dinero con el que se financian este tipo de iniciativas fuera ilegal, serían muchísimas más personas haciendo lo mismo cuando en realidad somos pocos».

Cuenta que los jóvenes se han visto cortos de alimentos y esto se hace con ayuda de personas que quieren aportar un granito de arena a un cambio real.

Se trata de gente que apoya la resistencia en las calles y quiere ayudar a los que están exponiéndose por ellos.

Yika, Ítalo y su equipo, solo ponen las manos y su disposición para llevar los alimentos hasta los puntos.

¿Qué los impulsó a cocinar en el Paro Nacional?

Yika se desahogó: «Yo creo que es el impulso que tienen ellos también, buscar un cambio, yo creo que estamos cansados de lo mismo, de la mala administración, de los mismos gobernantes, de las mismas mentiras, de ver que no hay un progreso, que crecer aquí es difícil, que cubrir las necesidades básicas de vida es un lujo, que no debería ser así».

Dice que lo que la impulsa es buscar un mejor país para las próximas generaciones y una vejez digna para los adultos de hoy.

No son tres gatos bloqueando las vías y tirando piedras, son muchas personas reclamando un mejor futuro según nos cuenta Yika.

Señala que muchos son muchachos jóvenes, padres de familia que no han tenido la oportunidad de estudiar ni de un trabajo de verdad, que viven de las ventas ambulantes, de limpiar vidrios, para llevar el sustento a su familia.

Historias del Paro Nacional

Yika dice que se han topado con historias de vida muy tristes, admirables y conmovedoras.

Ella cuenta que hay personas que lloran recibiendo una caja de almuerzo mientras se arrodillan en agradecimiento.

Unos dicen que es lo mejor que se han comido en meses pues en su casa no hay comida.

Otros racionan la comida para llevar una parte del almuerzo para su familia en la casa «yo le llevo este pedacito a mi cucha porque allá no hay mercado», dicen.

Este tipo de reacciones conmueven a cualquier persona y lo que para algunos son anécdotas, para otros es el diario vivir.

Yika cierra la entrevista con un mensaje:

«Al Gobierno Nacional yo le pediría que escuche a la comunidad, aquí nadie quiere nada regalado ni que lo mantengan, es oportunidades para poder suplir las necesidades básicas y tener un estilo de vida digno.

A la resistencia mi más profundo agradecimiento por exponer sus vidas en pro del bienestar de todo un país y que cuentan con nuestro apoyo.

A las comunidad caleña, yo creo que es la frase más trillada del mes; empatía con el prójimo.»

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