Al computador. Este 25 de enero se dará el regreso a clases en Bogotá de colegios públicos, que volverán a clases virtuales.
¿Sí se puede volver? Las situaciones de los estudiantes y docentes abren una difícil discusión para balancear sus necesidades con la bioseguridad.
El 25 de enero dará inicio al año lectivo en los colegios públicos de Bogotá. Desde el pasado 12 de enero, y como una medida para combatir el segundo pico de la pandemia, se decidió que las actividades escolares empiecen de manera a distancia. El mecanismo de aprendizaje que se utilizó durante prácticamente todo el año escolar 2020 se mantendrá en el regreso a clases en Bogotá.
Para la Secretaría de Educación, esta situación se mantendrá por lo menos mientras siga la alerta roja hospitalaria. Pero esta problemática, tras diez meses en el que casi un millón de niños y jóvenes se ha mantenido en sus casas, está teniendo graves impactos en la educación y la salud mental de toda la cadena educativa. No solo los estudiantes, sino también los docentes, están envueltos en esta problemática.
Un informe de la Veeduría Distrital reveló que la discusión sobre el regreso a clases en Bogotá implica muchas más dificultades que los protocolos para la retoma de actividades presenciales pospandémicas. No solo se deben mirar las cifras de casos o los problemas del sector educativo. En las instituciones educativas y casas de los estudiantes y docentes, los lineamientos incluyen graves problemas globales.
Las cifras que no dan
El primero es, evidentemente, el riesgo de mantener la bioseguridad de la comunidad educativa. Para esto, la Secretaría adelanta desde septiembre un plan de reapertura gradual, el cual ya ha dado protocolos a por lo menos 326 instituciones educativas. Estas van desde jardines infantiles hasta sedes del Sena, universidades y colegios públicos y privados.
«En el 2021, los 400 colegios públicos seguirán contando con el acompañamiento de equipos técnicos del nivel central de la Secretaría de Educación para realizar las adaptaciones de los lineamientos de la reapertura», aseguró la Secretaría. El principal objetivo es evitar que se vuelva a operar tal como se hacía antes del 16 de marzo de 2020, cuando se decretó la suspensión de las clases presenciales.
Aún así, hay graves preocupaciones por lo visto durante los 10 meses posteriores. Uno de los principales problemas que halló la Veeduría es la capacidad de volver con un cuerpo docente envejecido y en riesgo de contagio: más del 25% de los docentes de Bogotá son mayores de 60 años o tienen comorbilidades. Esto hace que la implementación de los protocolos de bioseguridad sea crítica, no solo para los niños, sino para el cuerpo docente.
Esta es una de las mayores críticas que ha realizado la Asociación Distrital de Educadores, que ha pedido que se mantenga la educación a distancia mientras se adelantan campañas de vacunación para evitar al máximo el contagio de los docentes. De hecho, el sindicato ha pedido que se entregue masivamente computadores o tabletas al 40% de los estudiantes que no tienen acceso a tecnología para facilitar la educación virtual.
No todo en casa
Esta petición oculta otro tipo de realidades que están inmersas en la educación a distancia. La Veeduría destacó que el regreso a clases en Bogotá de manera virtual puede implicar un aumento del maltrato intrafamiliar. En marzo y abril de 2020 las cifras bajaron respecto a meses anteriores, pero aumentaron marcadamente desde mayo hasta septiembre, cuando se registraron 651 casos; más de 21 al día.
Otra problemática es las conductas suicidas, en especial en jóvenes de 12 a 16 años. El peso psicológico de la pandemia sobre estos jóvenes ha motivado un aumento en los casos reportados, que llegaron a crecer un 91% en septiembre respecto a abril. La reapertura de las instituciones educativas y la oportunidad de socialización podría reducir esas afectaciones a la salud mental de los niños, niñas y adolescentes de Bogotá.
Finalmente, una de las mayores dificultades está en el impacto de la educación a distancia en el empleo femenino. La pérdida de trabajos de millones de personas durante la pandemia se ha concentrado en el empleo de las mujeres, que han debido cambiar su participación en el mercado laboral a causa de los cierres de negocios en cuidado no remunerado a sus hijos.
Incluso las profesoras se han visto seriamente afectadas por este reparto: la combinación de trabajo docente de manera virtual y cuidado doméstico se ha convertido en una bomba de tiempo. Miles de mujeres docentes han tenido que lidiar con jornadas más largas de trabajo, junto con el trabajo de hogar ampliad
«Es necesario abrir el debate sobre temas considerando aspectos más profundos», consideró el veedor Guillermo Rivera. Mientras las cifras del contagio sigan siendo tan altas, este debate debe mantenerse a un lado. Pero, con una posible caída en el número de casos en meses futuros, la educación y el regreso de más de 900.000 niños, niñas y adolescentes a clases debe realizarse. El debate será sobre cuándo será ese punto.
La cifra
25%
de los docentes de Bogotá tienen riesgo elevado ante un posible contagio de coronavirus por comorbilidades o edad, según la Veeduría Distrital.