Este viernes 2 de octubre, como parte de la conmemoración en Medellín del Día Internacional de la No Violencia, se realizó un acto en el que 200 familias recibieron una placa con el nombre de su familiar, el cual fue desaparecido en medio del conflicto armado en la ciudad y que solo era identificado con un número.
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La Fundación Forjando Futuros, la Asamblea de Cooperación por la Paz, el Ayuntamiento de Madrid y la Red Iberoamericana de Cementerios, honraron la memoria de las 200 víctimas de desaparición forzosa que fueron enterradas en el Jardín Cementerio Universal de Medellín.
El sufrimiento y la agonía de estas familias no ha tenido fin. Han pasado por incontables momentos de dolor, como las búsquedas desesperadas, el padecimiento de escuchar las confesiones de los victimarios, las exhumaciones y encontrar los cadáveres de sus padres, hermanos, hijos, primos o esposos en diferentes estados. Un proceso en el que cada cuerpo fue inhumado e identificado con algo tan frío como un número.
Un acto de dignificación
Mónica Lucía Castro, psicoorientadora de la Fundación Forjando Futuros, la encargada del proceso de dignificación, memoria y elaboración del duelo; habló con PUBLIMETRO sobre el proceso adelantado y el significado que tiene devolverle el nombre al cuerpo.
“Este es un proceso en el que se incluyen a los empleados del cementerio, con un apoyo psicosocial y con la realización de talleres para la utilización de una guía de comunicación asertiva”, dijo la psicoorientadora.
Castro señaló que el trabajo con las familias ha estado centrado en el acompañamiento desde el momento en el que fueron hallados los restos de los cuerpos de sus familiares.
“La entrega de la placa es muy importante porque es darle un lugar a ese ser querido con el nombre, como corresponde que sus familiares los identifiquen. Es dignificar a las víctimas y a sus familias al quitarle el número frío y escribir el nombre con el que fue llamado”, agregó Castro.
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Por su parte, Diego Bernal, profesor de Historia de la UPB y secretario permanente de la Red Iberoamericana de Valoración y Gestión de Cementerios Patrimoniales, destacó la importancia de los cementerios como lugares para honrar la memoria de la vida de las personas.
“Esto es un acto muy especial para las personas que se les había privado de ser quienes sepultaron a sus muertos y que ahora han sido recuperados, identificados y regresados a sus familias. Se les acaba de restituir el nombre como un acto de dignidad y amor”, dijo el profesor.
Además, destacó que se trata de un acto de solidaridad con el dolor de las familias, porque se debe tratar de “restituirles los derechos con sus muertos”.
Las madres
Orlinda de las Misericordias Mesa Monsalve, fue una de las madres que recibió la placa con el nombre de su hijo Andrés Felipe Ramírez, quien en el 2007, a los 18 años, desapareció. Durante tres años lo buscó por todas partes, hasta que en el 2010 su cuerpo apareció en Segovia, Antioquia. Era un falso positivo.
“Cuando recibí la placa sentí un vacío, pero también un lleno en el pecho al ver el nombre de mi hijo escrito, en realidad me sentí feliz”, dijo Orlinda a PUBLIMETRO.
Aunque se entregaron 200 placas, hay tres de ellas que aún no tienen cuerpo. Es el caso del Flor Rojas, madre de Jonathan Rojas, que recibió una placa pero que lleva buscando a su hijo 14 años. No se rinde, se mantiene en pie de lucha, porque una madre no se cansa de buscar.
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La cifra
200 familias recibieron la placa con el nombre de su ser querido que está sepultado en el Jardín Cementerio Universal.
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La frase
“Cuando recibí la placa sentí un vacío, pero también un lleno en el pecho al ver el nombre de mi hijo escrito, en realidad me sentí feliz”, Orlinda de las Misericordias Mesa Monsalve, madre de Andrés Felipe Ramírez, desaparecido en un falso positivo en 2007.
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