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El periodista Alberto Salcedo Ramos fue denunciado penalmente por delitos sexuales

Dos mujeres contaron sus historias en detalle. Otras cinco personas, incluido un hombre, hablaron de manera anónima.

Dos periodistas identificadas y cinco personas que prefirieron reservar sus identidades contaron sus experiencias de acoso sexual con Alberto Salcedo Ramos, reconocido periodista y cronista colombiano.

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Los siete casos fueron revelados en Las Igualadas, un canal de YouTube en el que se discuten temas de género. Las víctimas eran jóvenes estudiantes de periodismo cuando se vieron involucradas en estas situaciones. Incluso, dos de ellas tenían 17 años. 

Salcedo Ramos es considerado uno de los mejores periodistas narrativos de Latinoamérica. En su carrera acumula reconocimientos nacionales e internacionales, lo que lo ha llevado a ser un referente para quienes se están formando en este oficio.

Hablan las víctimas

La primera en compartir su testimonio con Las Igualadas fue Alejandra Omaña, periodista, escritora y exactriz porno conocida como Amaranta Hank. Su experiencia ocurrió en 2013, cuando era estudiante de segundo semestre de Comunicación Social en Cúcuta y viajó a Bogotá para ser parte del equipo de comunicaciones de Prisa Ediciones.

«Mi jefe de ese entonces hacía especial énfasis en ser amables con los escritores, pues del trato que la editorial tuviera con ellos dependía que decidieran no irse con la competencia. (…) El 7 de marzo, Alberto Salcedo Ramos me invitó por unas cervezas a Usaquén y yo, muy animada, acepté. Soñaba con ser escritora y lo veía como un mentor», contó Alejandra. 

La confusión apareció cuando iban a tomar un taxi para regresar a sus casas. «Me empujó contra la pared y empezó a besarme a la fuerza. Lo alejé, pero me tomó con fuerza con sus manos grandes e intentó meterme su lengua en mi boca», añadió la víctima.

Se subieron al vehículo e iniciaron el recorrido. Aunque ella le solicitó al conductor que la dejara en su casa, Salcedo Ramos insistió para que se bajara en la de él con el fin de enseñarle películas, música y libros, pues todo esto le iba a servir en su carrera como periodista.

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«Cuando entramos al apartamento, inmediatamente me tomó a la fuerza por las manos, las llevó a su pene y empezó a frotarse sobre el pantalón. Tenía una erección. (…) Intentaba alejarme, pero tomada a la fuerza de las manos me llevó a su habitación, se acostó y me sentó encima de él, frotando su pene erecto sobre mi vagina», añadió la mujer. 

A finales de junio, el mismo día que el portal Volcánicas publicó ocho denuncias de acoso y abuso sexual contra Ciro Guerra, Omaña abrió un debate en su cuenta de Twitter: «Llegó la hora de hablar del cronista acosador», escribió.

Sobre su episodio de acoso sexual con Alberto Salcedo Ramos en 2013, afirmó que tuvo que «hablarle bonito» y darle excusas para que no la tomara por la fuerza. Finalmente le dijo que prefería tener sexo con él cuando estuviera sobrio y que volvería al día siguiente: «bajo esa excusa me dejó ir». Nunca más se volvieron a escribir.

La otra víctima que reveló su identidad e interpuso una denuncia penal fue la periodista Angie Castellanos. En 2011, cuando estaba en séptimo semestre de Comunicación Social y Periodismo en el Politécnico Grancolombiano, conoció a Salcedo Ramos en una entrevista radial.

Días después lo agregó a Facebook. «Me empezó a enviar toques y me pareció un poco extraño. Después de unos días me empezó a hablar. Para mí era impresionante porque me escribía cosas muy bonitas. Además, desde el principio me hacía notar lo especial que yo era porque él me estaba hablando», dijo Angie.

Unas semanas más tarde la invitó a tomar un café, pero cuando estaban llegando al punto de encuentro le dijo que el sitio estaba cerrado y le preguntó si le molestaba ir a su apartamento.

«Llegamos a su edificio. (…) Tan pronto el ascensor cerró, Alberto se abalanzó sobre mí, me besó y todo su cuerpo estaba contra mi cuerpo. (…) Estaba un poco confundida con lo que había pasado, pero él me dijo que tranquila, que íbamos a ver un partido de fútbol», afirmó la víctima.

«Se ubicó en el extremo izquierdo de la cama y yo me ubiqué en el extremo derecho. (…) Empezó a decirme que tranquila, que no iba a pasar nada, que me recostara. (…) Luego puso su mano al interior de mi buzo tocando mi piel del estómago. Me incomodó bastante, entonces lo que hice fue apartarme», aseguró la mujer.

Según Angie, Alberto la empujó contra el closet y empezó a besarla. «Yo le repetía «Alberto, no», «Alberto, por favor, acuérdate que yo tengo novia»». Sin embargo, esta dolorosa situación no habría parado allí.

«Mientras yo estaba en la sala, se acerca, me intenta tranquilizar. Me dice que vayamos a la biblioteca. Allí toma un libro, se sienta en una silla y me insiste que me siente sobre sus piernas. (…) Accedo a sentarme sobre él. Continúa leyendo, pero también empieza a tocarme mis muslos, a presionarme contra su cuerpo y a hacerme sentir su erección», recordó la periodista.

Otras de sus presuntas víctimas eran menores de edad cuando se cometió el acoso sexual. Uno de los casos ocurrió en Bucaramanga y el otro, en España. El acoso consistió en comentarios inapropiados a través de redes sociales.

Una estudiante de la Universidad Javeriana contó que, en 2008, Salcedo Ramos la invitó a un centro comercial en Chía y allá intentó besarla a la fuerza. Otra periodista de la universidad Jorge Tadeo Lozano contó que Salcedo Ramos la invitó a tomar un café a su casa, ella nunca aceptó y él la bloqueó de Facebook. Una joven más añadió que el cronista le enviaba comentarios obscenos por redes sociales.

El último testimonio que recogen Las Igualadas es el de un hombre gay que aseguró que Alberto era violento con los homosexuales de su clase y que se pasaba con las compañeras.

«Hay algo común en estos relatos y es el modus operandi de Salcedo Ramos. En los testimonios se repite que usualmente se conoce con las mujeres en un espacio académico. Luego hay una conversación por redes sociales, o viceversa, es decir, primero las redes. Después hay una invitada a un café y luego un aprovechamiento de su nombre y su reputación con fines sexuales no consentidos», comentaron Las Igualadas. 

Responde Alberto Salcedo Ramos

En el video con las siete denuncias se incluyó la respuesta del cronista, quien afirmó que lo sucedido con Alejandra Omaña y con Angie Castellanos fue consentido por ambas partes. «No la he obligado en absoluto a darme besos ni a tocar», dijo con respecto a Angie. «No la forcé absolutamente a nada», expresó con relación a Alejandra.

«A lo largo de mi vida he sido respetuoso de las mujeres. Valoro sus luchas por un mundo más justo y equitativo en todos los ámbitos», puntualizó el cronista.

Escuche las denuncias completas aquí:

 

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