Las manos criminales detrás del desastre ecológico en Entrenubes, el pulmón de tres localidades de Bogotá.
Entrenubes es un ecosistema de alta montaña, un pulmón del suroriente de la capital. Es el hábitat de especies de flora y fauna que enriquecen la biodiversidad. Conformado por los cerros Guacamayas, Juan Rey, Cuchilla del Gavilán, se configura como la reserva natural más importante del suroriente de Bogotá, que colinda con las localidades de Rafael Uribe Uribe, San Cristóbal y Usme.
En las últimas horas, manos criminales le prendieron fuego al ecosistema. La Administración Distrital reseñó que cerca de 18 hectáreas del polígono se vieron afectadas por tierreros que han querido apropiarse del patrimonio ambiental de todos los bogotanos y han instrumentalizado a personas vulnerables.
“Es indignante lo que está pasando en Entrenubes. Los tierreros están ofreciendo “protección’ y suelo dentro de las áreas protegidas y son patrimonio ambiental de todos los ciudadanos. Además, están poniendo en riesgo su vida mientras talan y queman nuestros recursos naturales, ocasionando un daño que tardaremos décadas en recuperar”, afirmó la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia.
Entre los daños ambientales en esta reserva están la tala masiva de árboles, quemas, remoción indiscriminada de cobertura vegetal, adecuación de suelos para estructuras y ocupaciones informales, y afectación de nacimientos de agua que posteriormente alimentan la quebrada Yomasa. Estas intervenciones han generado un deterioro del suelo, el aire y la flora, ocasionando pérdida de biodiversidad y desequilibrio en el ecosistema. El número de individuos arbóreos nativos talados y afectados asciende a 80.000. Es de resaltar que la pérdida de cobertura vegetal corresponde a bosque altoandino, por lo que su impacto negativo es aún mayor y su recuperación completa puede tardar décadas.
Tras la intervención de la Administración, las autoridades capturaron a nueve personas señaladas de ocasionar los daños en este ecosistema. Se les imputarán cargos por el delito ambiental.
Las manos criminales detrás del desastre ecológico en Entrenubes, el pulmón de tres localidades de Bogotá
La presencia de tierreros es histórica en las diferentes localidades de Bogotá. Andrés Nieto, experto en seguridad, explicó que “el problema es en toda la ciudad, estamos hablando de más de 4000 hectáreas que en los últimos años han sido invadidas de forma irregular donde se cobran mensualidades y se engañan a las personas, lastimosamente las personas al final no van a poder tener el lote ni recuperar el dinero. El código penal es muy claro y esto puede representar hasta de siete años de cárcel para ambas partes”.
En cuanto a la situación en Entrenubes resaltó que “los tierreros han intentado adueñarse de la reserva ecológica de más de 30 kilómetros y más 600 hectáreas, en los últimos 10 años de diferentes maneras. Para ello han engañado personas que con el sueño de tener un espacio de vivienda propia. Les dicen que les van vender un lote, que no es legal y no tiene escrituras ni servicios”.
Y agregó: “más de 200 asentamientos se han intentado hacer allí, pero no se han consolidado, y hoy tenemos un triste panorama, el resultado es que luego de este operativo, cerca de 18 hectáreas fueron afectadas, más de 80.000 especies nativas por el incendio. Un impacto ambiental muy fuerte en la capital”.
La situación no es nueva, y los órganos de control, al igual que la comunidad, han alertado sobre el tema. La Defensoría del Pueblo, por ejemplo, reseñó en las Alertas Tempranas emitidas el año pasado que uno de los propósitos económicos y territoriales que pueden tener los integrantes de grupos armados en la capital tiene relación con el despojo y la reconfiguración territorial, soportados en las necesidades de una vivienda digna en sectores sociales en alta situación de vulnerabilidad.
La otra cara de la moneda
Además de los culpables, denuncias e investigaciones, existen otros actores. Son quienes reclaman una vivienda digna, “no regalada”, pero sí con un empujón del Estado, “sin trabas”.
Ese es el caso de Fabian, un auxiliar de enfermería que no tuvo más remedio que mudarse a la invasión porque actualmente no tiene para pagar el arriendo. “Nosotros somos de la localidad de Usme, no como quieren hacer creer que aquí supuestamente han llegado personas en buses de Bosa, Soacha, de otras localidades, cuando no es así. Somos personas que no tenemos donde vivir. En mi caso, llegué hace aproximadamente dos meses ahí (Entrenubes), porque me quedé sin trabajo”, mencionó en diálogo con este medio.
Señaló además que en el tiempo que lleva en el lugar nadie le ha pedido alguna cuota: “somos más de 250 familias. Nadie nos ha pedido plata, eso es falso. En el tiempo que llevo acá no le he dado plata a nadie”. También recordó el momento en que se desencadenó el incendio: “el martes estábamos en una protesta, en las negociaciones (…) A la hora el Esmad nos empezó a sacar. Todo el mundo se dispersó; la Policía le estaba prendiendo candela a los ranchos. No fuimos nosotros, acá se nos han infiltrado, hay videos que lo prueban”.
El tema generó controversia y revivió un debate que durante años ha estado en la esfera de la ciudad. Al respecto, el representante a la Cámara, Inti Asprilla, dijo que “hay que cuidar a la gente que ocupa estos espacios, porque lo hacen por pura y simple necesidad, pero hay que empezar hacer los procesos contra los tierreros, contra los que se están llenando los bolsillos de plata con este tipo de irregularidades”.