El senador Gustavo Petro planteó invertir en otros sectores los recursos que se gastarían en salvar a Avianca, pero su propuesta no fue bien recibida.
Este lunes, el ministro Alberto Carrasquilla anunció que el gobierno estudia la posibilidad de salvar a Avianca. La aerolínea, que se declaró en bancarrota en Estados Unidos para reorganizar sus deudas, podría recibir créditos del Gobierno nacional. Estas ayudas han sido rechazadas por un gran porcentaje de la población colombiana, entre quienes se destaca Gustavo Petro.
El senador y excandidato presidencial consideró que ayudar a una empresa privada con sede en Panamá no es un mecanismo válido en estos momentos. De hecho, planteó una propuesta cuanto menos arriesgada: abandonar a Avianca a su suerte. Esto implicaría que sus rutas sean operadas por Satena, una aerolínea propiedad de la Fuerza Aérea.
Los recursos serían invertidos en un mecanismo de transporte enteramente diferente: el tren. Más exactamente, en los ferrocarriles nacionales abandonados desde la década de 1990. Si se aceptara la propuesta de Petro, los préstamos que podría requerir Avianca se invertirían en reactivar líneas de ferrocarril.
Aún así, esta postura ha sido ampliamente rechazada por sus simpatizantes. Por un lado, Satena no cuenta con la capacidad de flota con la que cuenta Avianca, sobre todo, para realizar viajes a localidades como San Andrés, sin contar vuelos internacionales. Solo tiene 10 aviones, demasiado pequeños y de muy poco alcance para suplir a los 30 millones de usuarios que movilizó Avianca en 2019.
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Por otro lado, las inversiones en ferrocarriles que se necesitarían son mucho mayores a las que requeriría Avianca. Por ejemplo, los 45 kilómetros del Regiotram de Occidente costarán 3 billones de pesos, mientras que la deuda total de Avianca es de unos 5600 millones de dólares (unos 22 billones de pesos) que incluyen garantías como sus aviones. En una línea como Bogotá – Medellín o Bogotá – Cali, habría que construir tramos nuevos que nunca se terminaron.
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