La llegada del aislamiento preventivo obligatorio para prevenir la propagación de la COVID-19 en Colombia se ha convertido en un enorme reto para las familias. Los padres han tenido que adecuar su rutina para dividirse entre el teletrabajo, los hijos, las tareas del hogar y demás. Sin duda alguna, uno de sus más grandes desafíos está en continuar con la educación de sus hijos, lidiando con el encierro, la desconcentración, la falta de motivación y el posible desconocimiento sobre la metodología adecuada para mantener todo bajo control.
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Según cifras del Dane, en Colombia hay más de 48 millones de habitantes y el último censo registró que el 22,6 % de la población pertenece a niños entre los 0 y 14 años. A nivel nacional, se encontraban matriculados más de 10 millones de estudiantes. El 9,9 %en preescolar; el 43,1 %en básica primaria, y el 47,1 % en básica secundaria.
Desde que comenzó esta medida, el Gobierno Nacional ha sido muy enfático en que la educación de los niños, niñas y adolescentes debe continuar, lo que le exige a padres, docentes y estudiantes adaptarse a las medidas sin salir de casa. ¿Pero cómo guiar la educación de los hijos para obtener los resultados esperados?
Teniendo en cuenta que todas las familias requieren dinámicas diferentes y que su núcleo puede contener entre dos o tres niños, no hay una rutina que aplique para todos al mismo tiempo. Sin embargo, sí hay unos aspectos que se pueden emplear para que haya un equilibrio entre las actividades que ayudarán a los niños a mantenerse activos y educados al mismo tiempo.
El cuidado personal, el estudio y el tiempo libre son tres factores que deben ir de la mano en esta época de cuarentena. Dentro del cuidado personal, se deben incluir tareas como el baño, la alimentación y actividades que impliquen movimiento físico. Si hablamos de estudio, no necesariamente debe ser frente a un dispositivo móvil o computador, hay otras posibilidades que se acomodan a esta rutina como la lectura, tener tiempo para escribir, pintar, leer o explorar arte, todas estas actividades implican que tengan el cerebro activo. El tiempo libre también es fundamental para que los niños y adolescentes jueguen solos o compartan con su familia.
Es importante que los adultos tengan en cuenta que los niños no pueden quedarse pegados a la pantalla o estudiando las mismas horas que en los colegios. Aunque el tiempo exacto para estudiar ha sido motivo de discusión para muchos profesionales, se estima que una temporada prudente está entre las cuatro y seis horas.
Laura López Portela, coordinadora del programa de Licenciatura en Educación Infantil de la Universidad El Bosque, aseguró en diálogo con PUBLIMETRO que existe una gran diferencia entre las horas que se invierten en las clases en casa y las que se manejaban en el colegio, pues este último es un escenario físico que implica movimiento, interacción entre compañeros, espacios para jugar y no se puede pretender que el tiempo sea equivalente.
Además, enfatizó en que lo ideal es que los niños de cuatro años en adelante desarrollen habilidades y se vuelvan más disciplinados. Aunque siempre deben estar bajo supervisión de un adulto, es vital que se vuelvan autónomos en su aprendizaje.
Según el Dane, en el último censo, cerca del 50,9 % de las personas de cinco y más años usaron computador y 72,4 % utilizaron Internet en cualquier lugar. En épocas de cuarentena, los esfuerzos de las instituciones educativas por adoptar el modelo virtual han sido altos, pero no todos los niños tienen el mismo acceso a estas herramientas.
Para los docentes no ha sido fácil garantizar la concentración de los niños en los diferentes dispositivos y es difícil medir si esta modalidad permite captar la atención de ellos 100%, pues es un método muy nuevo todavía. Instituciones como la Universidad El Bosque recomiendan que los profesores trabajen en equipo, aprendan el uno del otro y generen un sistema de apoyo para la formación inmediata y el acompañamiento constante.
Por otro lado, están las instituciones que han reconocido no tener la posibilidad de conexión virtual con sus estudiantes y lo que han hecho es enviar guías orientadoras con kits de materiales para trabajar, pero enfocados hacía la familia, es decir, no es para que un niño coloree, sino que les sugiere ideas a los padres para encaminar su educación.
La educación en cuarentena: una ventana de independencia
Desde el punto de vista psicológico, el tiempo escolar en casa debe partir desde el acompañamiento de la familia, pero es indispensable enseñarles a los niños a ser autónomos. Para que las actividades sean desarrolladas con éxito, se deben generar rutinas y espacios físicos adecuados, que optimizarán la disposición y el cumplimiento de las responsabilidades asignadas.
Según la psicóloga Jeimmy Quevedo, existen cuatro componentes que pueden emplear los padres para controlar la sensación de encierro con sus hijos: la paciencia, para evitar salirse de casillas ante situaciones de estrés; la diversión, para trasmitirle energía positiva a los niños y ponerle buena cara a la situación; establecer límites, con el fin de enseñarles el valor del respeto y hacer respetar las reglas, y por último, la independencia, permaneciendo a su lado, pero dándoles libertad de ser responsables por sí mismos.