El humedal Tibanica, por poco, no sobrevive al fuego. El espacio protegido, ubicado entre Bogotá y Soacha, sufrió un incendio en más de 9 hectáreas, un 80% del área del cuerpo de agua. Las llamas que consumieron en dos incendios la vegetación nativa han preocupado a la comunidad de la localidad de Bosa, y han puesto la mirada a un ecosistema seriamente afectado por la acción del hombre.
El segundo de los incendios ocurrió el pasado 18 de febrero y consumió un área equivalente a nueve canchas de fútbol. En este, las llamas arrasaron con una gran extensión de juncos, árboles y otra vegetación nativa, provocando además la migración forzosa de cientos de animales que habitaban en este espacio.
“Tenemos reporte de tres animales muertos y por fortuna no hubo afectaciones humanas. La recuperación y restauración de este ecosistema será una labor ardua”, aseguró la secretaria de Ambiente de Bogotá, Carolina Urrutia, al día siguiente de que se lograra sofocar las llamas.
Aún así, que un humedal se incendie es una situación sumamente preocupante, en la que vecinos de la comunidad han señalado como responsables a la mano criminal. Bomberos de Bogotá adelanta la investigación para determinar las causas de las dos conflagraciones, pero para los vecinos de los barrios aledaños al humedal, habría una mano criminal.
El humedal Tibanica se seca
Como gran parte de la Sabana de Bogotá, el humedal Tibanica era mucho más amplio pero ha sido afectado por la acción humana. La mayor de estas afectaciones fue concretada en la década de 2010, cuando la quebrada Tibanica fue intervenida para evitar inundaciones en Soacha. Esto provocó la construcción de un jarillón que aisló a la quebrada del humedal, que hacía parte de su área de inundación.
“Hoy en día el humedal Tibanica es un paciente en cuidados intensivos, al borde de la muerte”, dice Edilia Meneses, miembro del Comité de Control Social en Medio Ambiente de la localidad de Bosa, a PUBLIMETRO. “Desde que se adelantaron las obras de impermeabilización el humedal solo se alimenta de aguas lluvias y, posiblemente, de aguas subterráneas. Hay una investigación del Acueducto que busca determinar si hay filtración subterránea que alimente el humedal”.
Meneses destaca otro problema, esta vez, climatológico. “En el sector del humedal Tibanica no llueve con la misma frecuencia que en el resto de Bogotá. En el norte cae dos o tres veces la cantidad de agua que cae en esta zona. Y eso agrava la sequía, porque llueve incluso menos que en otros puntos de la localidad”, afirma.
Así, la sequía que afectó gravemente al centro del país en dos meses terminó provocando que la vegetación se resecara. A esto se le sumó el sol, para una emergencia que terminó ocurriendo por partida doble.
¿Manos criminales?
Bomberos de Bogotá investiga la causa de los dos incendios, pero la secretaria Urrutia advirtió la posibilidad de que hubiera intervención humana. Meneses anotó que esta destrucción se está produciendo, en parte, por las presiones sobre el terreno.
“Uno no puede asegurar sin pruebas que hay manos criminales que hayan provocado este hecho, pero la comunidad habla y lo que dice es que fueron manos criminales las que provocaron los incendios. Nosotros pedimos que se declare la alerta amarilla, para que podamos tener una adecuada intervención en el área y podamos evitar la destrucción de otro ecosistema”, asegura la lideresa de la localidad.
Detrás del incendio, ha aparecido una gran serie de problemas. En el área hay invasión de habitantes de calle y de recicladores que botan escombros en el espejo de agua. Además, los animales ferales como perros y gatos han depredado la fauna nativa. Y la presión inmobiliaria que ha explotado en Bogotá y Soacha también pone fuertes presiones sobre la localidad.
Urrutia pidió a los vecinos del humedal Tibanica prestar atención a estos delitos. “Hacemos un llamado a la comunidad para que reporten cualquier actividad irregular o extraña alrededor de nuestros humedales y a que juntos los protejamos”, dijo.
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