Un horrible crimen estremece a toda Argentina luego de que dos sujetos violaran a una mujer, golpearan hasta la muerte a su hijo de 4 años y luego lo lanzaran por un acantilado.
Los hecho ocurrieron en una playa de Puerto Deseado, en la provincia de Santa Cruz cuando la mujer y su hijo paseaban por el lugar.
Dos sujetos la amenazaron con armas blancas y la mujer relató que trató de defenderse golpeándolos con unas piedras, pero que lograron reducirla y la llevaron a una cueva del sector.
La maniataron con los cordones de las zapatillas de su hijo, le metieron las medias en la boca y uno de los sujetos la violó mientras el otro mantenía quieto al niño con un cuchillo en la garganta, señala Infobae.
Además, la amenazaron varias veces diciéndole que “si no se dejaba” matarían a su hijo.
El hombre que la ultrajó dijo en un par de oportunidades que no quería “volver a la cárcel” y por eso se cree que decidieron acabar con la vida de los dos.
Abusan sexualmente de mujer y asesinan a su pequeño niño
Los sujetos agredieron a la mujer hasta que creyeron que estaba muerta, lo mismo hicieron con el niño, que falleció debido a los golpes, pero antes de huir lo arrojaron por un acantilado.
Como pudo, la víctima empezó a caminar y se topó con unas personas que hacían limpieza en un autódromo.
“Ella se acercó hacia nosotros pidiendo auxilio, descalza y toda ensangrentada”, dijo a TN una de las personas que la asistió.
Cuando finalmente pudo hablar con la policía, la mujer les dijo que buscaran a su hijo, porque pensaba que al niño lo habían secuestrado.
La mujer se está “recuperando en forma favorable”, indicaron los médicos que la están tratando, asegurando que no hay riesgo de vida y que está “muy conmocionada por la muerte de su hijo”.
Dos sujetos habían sido detenidos en el caso, pero finalmente fueron liberados por falta de pruebas, ya que habían sido detenidos «sin las medidas probatorias ordenadas» y «no se los puede retener más de seis horas”, señaló un juez de instrucción en declaraciones citadas por La Nación.
Eso sí, ambos quedaron con vigilancias en sus hogares por las responsabilidades que podrían tener en el crimen.
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