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Los retos que tendrá Bogotá al acercarse su quinto centenario

En 1938, Bogotá no llegaba ni al 20 de Julio ni al sector del Chicó. El principal medio de transporte eran vetustos tranvías, y algunos pocos buses privados. El viaje a Fontibón, Soacha o La Calera era toda una excursión para los poco más de 600.000 bogotanos que, ese 6 de agosto, celebraron el cuarto centenario de su fundación hispánica.

Más de 80 años después, Bogotá es una de las ciudades más importantes de Latinoamérica. Pero el retraso en infraestructura, el crecimiento urbano sin control y de muchos años de falta de inversión han hecho que los 8 millones de bogotanos deban afrontar grandes obras y dificultades en los próximos años  Además, crisis como el cambio climático y el envejecimiento de la población también deberán ser afrontadas con urgencia.

Para contrarrestar estas condiciones y preparar a la ciudad para el 2038, cuando cumpla 500 años de su fundación por Gonzalo Jiménez de Quesada, un grupo multilateral de expertos liderado por la Sociedad de Mejoras y Ornato creo el primer Centro de Reflexión sobre asuntos de Bogotá – Región.

Aunque su nombre indicaría la creación de un grupo para estudiar solo temas de infraestructura, su director  y presidente de la Sociedad, Carlos Roberto Pombo, destacó que el grupo atenderá muchos otros temas. Entre otros se trabajará asuntos como demografía, ambiente, urbanismo, participación ciudadana, tecnología y gobernanza.

El reto bogotano en el centenario

Una de las mayores dificultades de la ciudad será lidiar con el cambio climático, no solo en sus efectos globales sino en el impacto local. Elementos como la estabilidad del suministro de agua que llega desde el Páramo de Chingaza, del Sumapaz y el Río Bogotá, o cómo afrontar las inversiones térmicas que se adelantan en la ciudad, son muy críticos para la subsistencia de la ciudad en su quinto siglo.

“Realmente nosotros no sabemos cómo va a reaccionar Bogotá y su zona de influencia ante el cambio climático, o si se quiere ver así, la crisis climática. La ciudad tiene que pensar en esta enorme preocupación y cuál será el impacto de la crisis. Por eso es tan importante llenarnos de argumentos, de razones”, dice Pombo a PUBLIMETRO.

Un elemento adicional es una población que envejece. Las cifras del censo de 2018 encontraron que en Bogotá cada vez hay menos hijos y la población vive más. Aunque esto no implica necesariamente una población estática o que disminuye, sí puede implicar cambios serios en la forma en la que se reparten recursos, por ejemplo, entre educación y salud.

“Bogotá envejece y, por primera vez, la población puede ser estática. La tasa de fecundidad es inferior a 2, lo que implica que no hay una tasa de reemplazo de la población de la ciudad. Nos estamos convirtiendo en una ciudad envejecida, en la que la población universitaria y educativa disminuye pero se requiere atender a millones de personas mayores, que pueden ser muy útiles pero requieren otros modelos de vida”, añade.

Finalmente, un nuevo reto para el centenario es la consolidación del modelo de ciudad. La urbanización descontrolada y extendida por la Sabana debería dar lugar a nuevos modelos, que en gran parte deberán ser definidos por el POT y el Plan de Desarrollo que adelanta la Alcaldía para los próximos 12 años. Decisiones como el cambio de modelo de TransMilenio a Regiotram, o la no intervención en el noroccidente de Bogotá, pueden cambiar radicalmente el futuro de Bogotá.

El pueblo empoderado

Pombo destaca que la población bogotana está asumiendo de manera más directa su papel como responsable y beneficiario de estas decisiones. Las protestas tanto en Bogotá como en el resto del país han demostrado una nueva población mucho más activa en estos temas de desarrollo. En el caso puntual de Bogotá, el POT que fue cancelado en gran parte por la acción de los cabildos populares demuestra el impacto de la ciudadanía en esta nueva visión de ciudad.

“Tenemos una ciudadanía cada vez más empoderada, y la gobernanza de Bogotá va a cambiar como lo ha hecho en el mundo. Una de nuestras mayores preocupaciones es, justamente, que la ciudad pueda darle voz a esta ciudadanía empoderada”, asegura Pombo.

Así, la visión de una Bogotá lista para su quinto centenario no se limita a obras como la construcción del Metro, la expansión de TransMilenio o la colaboración con los Regiotram. Tampoco se limita a las discusiones alrededor de una ciudad que se construye a través de una reserva o con la densificación de algunos barrios.

La visión de Bogotá implica, también, en parte la visión de una ciudad con miras al 2038. Problemáticas locales como los trancones se suman a otras nacionales como la migración venezolana o la atención de miles de madres dedicadas al cuidado del hogar, y a otras mundiales como el cambio climático. El primer paso para resolverlas y afrontarlas es hablarlas.

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