La primera película con la que se dio a conocer fue Ópera prima en 1980. Luego en 1985 adaptó al cine la comedia Sé infiel y no mires con quién. En 1992 su película Belle Époque fue premiada con 9 premios Goya y ganó el Premio Óscar en 1993 a la mejor película de habla no inglesa. En 1998 dirigió La niña de tus ojos, película protagonizada por Penélope Cruz que consiguió 7 Goyas, entre ellos el Goya a la mejor película. También ha dirigido otras películas como: El embrujo de Shanghai (2002), El milagro de Candeal (2004) o Chico & Rita (2010), nominada al Óscar de Animación y ganadora del Premio Europeo y el Goya de Mejor película de animación.
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Trueba es poco amigo de las entrevistas, tanto así que ha dicho que sería la única razón por la que dejaría el cine. Sin embargo, accedió a hablar con PUBLIMETRO sobre la película El olvido que seremos, durante su participación en la VIII edición de Hay festival en Medellín.
Existieron varios intentos de convencerlo de ser el director de la película del libro “El olvido que seremos” de Héctor Abad Faciolince. ¿Por qué no quería aceptar?
Es un libro que a mí me encantaba, que había llorado leyéndolo, que lo había regalado más que ningún otro libro; porque de repente estaba en Brasil y veía el libro El olvido que seremos y, como me gustaba tanto, compraba dos para un par de amigos. Luego estaba en Estados Unidos y veía: Oblivio: A memori, que es como se llama allí, lo compraba y se lo regalaba a un par de amigos americanos. Estaba en París y encontraba L’oubli que nous serons, también lo compraba y lo regalaba.
Es uno de esos libros que toca mucho el corazón, que conmueve y es de esos libros que quieres darle a la gente que quieres. No es un regalo cualquiera, es un regalo para personas muy cercanas y a las que aprecias. Entonces, cuando de repente me proponen hacerlo yo les dije: “me halaga mucho la propuesta, que hayáis pensado en mí, que me lo ofertéis pero sinceramente creo que no se puede hacer una película de ese libro”. Me preguntaron que por qué y les dije: “es un relato en primera persona muy íntimo, de alguien hablando de su padre, de cosas reales, de su infancia y tal. Una película es lo contrario a eso. Una película es gente que se disfraza, que interpreta a otros, casas que son decoradas, es lo contrario a esa verdad y a esa intimidad de ese relato”.
Luego, también, porque pasaban más de 20 años desde el principio al final y eso en cine no se puede hacer, de ir pasando los años y tal. Entonces mi primera respuesta fue ‘No’, a pesar de lo que me gustaba el libro, porque pensaba que realmente no se podía hacer.
¿Cómo fue la vinculación de su hermano, David Trueba, como libretista de la película?
Mi hermano ya conocía el libro y el asunto fue que yo estaba en ese momento escribiendo otro guión y ellos les corría mucha prisa para que empezáramos ya con el proyecto. Entonces, cuando yo acepto, me dijeron: ‘¿tienes a alguien de confianza para escribir el guión?’, y yo les propongo a mi hermano. Yo estaba acabando el guión de la siguiente película. Mi hermano es inteligentísimo, buenísimo novelista y guionista, que consiguió adaptar este libro, tan difícil de adaptar, para el cine.
¿Cómo fue su encuentro con Medellín y con el equipo que conformó para el rodaje?
Estuvimos varios meses antes buscando locaciones, decorados, el equipo; porque al estar fuera de tu país tienes que buscar actores para todos esos personajes, pero tienes que buscar tu equipo. Sabes que en España vas a coger a tal director de fotografía o a tal director artístico y aquí yo tenía que ver películas de unos y de otros para familiarizarme con sus trabajos. Luego me encontraba con ellos, intentando ver cuál era el más adecuado para hacer esta película. Eso fue largo, fueron varios meses y varios viajes.
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¿Cuál fue el mayor desafío durante el rodaje?
Bueno, cuando tienes un libro muy bueno, un libro que te gusta, tienes que hacerle justicia al libro. Ser fiel al espíritu por lo que crees tú que tiene ese libro. A lo mejor no tanto al pie de la letra porque tienes que serle fiel al cine. Hacer una buena película es, a veces, más importante que la fidelidad a la letra. Sobre todo en este caso la fidelidad al personaje, a los personajes de la película que eran reales, a esa familia, pero sobre todo al personaje central a Héctor Abad Gómez. Hacerle justicia a él de alguna forma.
¿Logró ese objetivo?
Espero que sí, que cuando lo vea la audiencia sienta todo lo que tiene que sentir.
De la política, la historia de Colombia y el conflicto que tuvo que estudiar. ¿Qué fue lo que más le impactó?
Tenéis una historia muy complicada y muy dolorosa. Para mí cada vez que venía a Colombia volvía con el corazón dividido. Por un lado había encontrado gente maravillosa, un amor a la cultura, al cine, a la literatura, a la poesía. Siempre charlando con gente de estas cosas y a la vez te encontrabas con la violencia, con los asesinatos continuos que siguen, de líderes sociales, de personas de derechos humanos, de sindicalistas. Ese contraste entre lo mejor y lo peor del país es muy desgarrador.
Hay veces que me estoy quejando de algo, todos nos quejamos de nuestro país, de las cosas que no nos gustan. Cuando una vez me quejé de algo de España delante de un amigo colombiano y me dice: ‘oye, no sabes lo que tienes, puedes cruzar tu ciudad a las cuatro de la mañana caminando sin miedo a que te ocurra nada. Por lo menos cuando protestes no lo hagas delante de un colombiano’ y tienen toda la razón.
¿Cuál es el plan que tienen para lanzar la película?
Va a depender si va a un festival y a cuál. Será a lo largo de este año, lo que no sé es si será antes del verano o después. Es muy pronto para saberlo.
¿Cuál sería el mensaje para los colombianos que vivirán y sentirán tantas emociones con la película?
Me gustaría que la película fuera una contribución positiva a la evolución de este país, a una evolución mejor. Además, creo que la gente ha tomado conciencia y está queriendo que el país mejore. El vaso se llenó, se llenó varias veces, pero hay una generación joven que no quiere vivir en aquel país y quiere un país nuevo, donde haya paz, donde las cosas se resuelvan mediante el diálogo y la negociación.
Hay una cosa que me choca estos días, ha salido un libro sobre la desigualdad en Colombia y resulta que se vende más ese libro que los libros de ficción o que los libros Bestsellers habituales. Eso quiere decir que la gente está preocupada por la desigualdad, que es lo que provoca la mayoría de los conflictos.
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La frase
«Hacer una buena película es, a veces, más importante que la fidelidad a la letra. Sobre todo en este caso la fidelidad al personaje», Fernando Trueba, director de la película El olvido que seremos.
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