Claudia López presentó a Bogotá el mecanismo que usará su alcaldía para vigilar y atender las protestas sociales que se presenten durante su administración. La medida, concertada con líderes del paro nacional, busca evitar al máximo posible la salida del Esmad para despejar vías y proteger la infraestructura de la ciudad.
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Pero un pequeño grupo de manifestantes en la avenida NQS con calle 45 demostró que esta decisión también implica que, en caso de ser necesario, el Esmad saldrá a las calles.
Los hechos se produjeron en la tarde de ayer en inmediaciones de la Universidad Nacional. El claustro educativo reiniciaba las clases suspendidas por el paro desde el pasado 21 de noviembre. Por esto, varios estudiantes y líderes sociales decidieron bloquear la NQS para “invitar” a los bogotanos a las marchas del próximo martes.
Mientras esta actividad se preparaba en la Nacional, en el Palacio Liévano López presentaba su protocolo. Así, la manifestación se convertiría en una especie de “prueba de fuego” para el modelo que la alcaldesa presentó.
El protocolo contra las protestas
Una de las primeras decisiones que llamó la atención es que se retirará el control de las marchas de la Secretaría de Seguridad. La alcaldesa, por una razón “filosófica”, consideró que los entes encargados de coordinar estas situaciones deberían ser las secretarías de Gobierno y Cultura.
“Una marcha no es un problema de orden público, es una manifestación democrática que debemos respetar y garantizar. No queremos que haya estigmatización a la protesta social, debemos confiar en nosotros y en que podemos expresarnos libremente sin dañar al otro”, aseguró la alcaldesa.
Para esto, López determinó cuatro líneas de atención y vigilancia a los manifestantes (ver recuadro). Así mismo, se anunció que el principal objetivo de la manifestación será permitir la expresión popular y ciudadana, sin criminalizarla. Incluso, se consideró que para algunos casos se podría habilitar áreas para expresiones artísticas como conciertos, zonas con telas y otras obras. Estas serían exhibidas a lo largo de la ciudad en días posteriores.
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El protocolo para atender la protesta social fue concertado con organizaciones sociales: sindicatos, grupos de estudiantes, organizaciones de líderes sociales y otros grupos hicieron parte de la presentación, demostrando la unidad entre los manifestantes para conseguir que se aplique este protocolo.
López fue enfática en la necesidad de evitar abusos de autoridad. “Esta alcaldía, y nuestra Policía, tenemos el mismo compromiso: no permitir ningún abuso de autoridad”, recalcó la mandataria local.
La protesta
López hizo particular énfasis en evitar por todos los medios interrumpir la movilidad, sobre todo, del sistema TransMilenio. “Pedimos a los bogotanos paciencia y tolerancia. Cuando va a haber movilización, va a haber restricciones y desvíos de la movilidad. Va a haber debate público y controversia”, dijo la alcaldesa.
Aún así, esta situación no fue suficiente en su primera aplicación. La protesta en la NQS terminó con unos 100 manifestantes que bloquearon a lo ancho la vía, una de las principales de Bogotá. Estos bloqueos también afectaron al sistema TransMilenio.
En acompañamiento a los gestores de convicencia y madres gestoras de paz fue el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, y el de Seguridad, Hugo Acero. Los altos funcionarios trataron de dialogar con un grupo de unos 20 encapuchados, quienes mantuvieron los bloqueos e incendiaron llantas y material orgánico.
Luego de dos horas de diálogo, el protocolo se agotó. Los manifestantes se negaron a aceptar la petición de los altos funcionarios, que pidieron desbloquear al menos un carril y permitir el paso tanto para vehículos mixtos como para articulados. Además realizaron hechos como grafitear buses del sistema y robar sus extintores.
En respuesta, López aseguró que se habían agotado los protocolos presentados. Las madres gestoras y los gestores de convivencia fueron retirados por la Alcaldía. En su lugar ingresó primero la Fuerza Disponible de la Policía y, posteriormente, el Esmad. Con gases lacrimógenos, en solo cinco minutos lograron recuperar la movilidad de la crucial vía, así como del puente sobre la calle 45.
Aún así, esta decisión no fue celebrada por la mandataria, quien vio cómo su propuesta fue derrotada por la intransigencia de un grupo de “desadaptados”, como los llamó.
“Lamento que a pesar del llamado a desbloquear de la mayoría de estudiantes, algunos manifestantes se niegan a desbloquear. Se retira Sec de Gobierno y Gestores de Convivencia al dar por cumplidos los dos primeros pasos del protocolo de protestas”, escribió Claudia en Twitter. Así, el próximo martes deberá haber un comportamiento ejemplar para evitar que el Esmad ataque a la marcha.
Los cuatro pasos del protocolo
En un primer lugar, se da a entender que los primeros vigilantes son los propios manifestantes. Se propone una sanción social a quienes se salen de la manifestación pacífica (violentos): rechazo “a cualquier ruptura del espíritu pacífico, la seguridad de quienes están marchando, o al patrimonio de Bogotá”.
En un segundo plano entran las cerca de 100 madres gestoras de paz, así como los gestores de convicencia de las secretarías de Seguridad y Gobierno. Las mujeres son madres tanto de efectivos del Esmad como de manifestantes.
La tercera instancia será la Policía, con Fuerza Disponible (patrulleros, no Esmad), pero con casco y escudo con Acompañamiento de la Veeduría Distrital y la Personería.
Finalmente, en caso de fracasar todos estsos puntos, ingresa el Esmad. “Sólo cuando se presente un hecho extraordinario, como recurso de última instancia, intervendrá el Esmad”, aseguró López
Cabe resaltar que la Alcaldía decidió aceptar el pedido de la Procuraduría de no usar armas como la escopeta calibre 12 que provocó la muerte de Dilan Cruz el pasado 24 de noviembre.
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