La fuga de Aída Merlano ha sido un espectáculo propio de una película de Hollywood. Los medios no hemos escatimado en contar todos los detalles, de lo que terminó siendo una fuga espectacular, pero lo que hay detrás, es mucho más oscuro de lo que se puede ver.
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Hace un año, la entonces presa Aída Merlano decidió hacerse amiga de un cura que se volvió su confidente. El sacerdote, que era su apoyo, mientras ella pasaba las largas noches en la cárcel, terminó siendo el destinatario de una carta.
La misiva, a la que pocos le pusieron cuidado en su momento, era una denuncia de las familias más poderosas de la costa Caribe. Esta fue leída por el sacerdote Bernardo Hoyos en una misa dominical y allí contó todo lo que Merlano confesó obre compra de votos en la Costa.
“Antes me paseaban como la joya de la corona, después de que me utilizaron, soy la peor basura.“A través de la empresa Serfinansa […] pagaban comisiones a concejales para que les aprobaran proyectos de acuerdos y vigencias futuras. Averigüen de dónde salieron los votos de Lurduy, Modesto Aguilera, Rojano, Amar”, decía la excongresista.
Pero esta no es la única misiva, en la que Aída Merlano delata a los más duros de la Costa Atlántica. La Excongresista, a quien el Consejo de Estado le confirmó la muerte política, antes de huir entregó cartas para buscar su libertad.
En un documento de 94 páginas, el abogado de la fugitiva, expresaba las razones por las que se le debía revertir la pena por 15 años, pues a diferencia de lo que expresaba la Fiscalía, Merlano no era la cabeza de la compra de votos, sino Julio Gerlein.
El abogado y Merlano aseguraron que ella no era la líder criminal, aunque sabía dela copra de votos, señala a la familia Gerlein como la verdadera dueña de los votos.
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