Juan Sebastián Cabal, Robert Farah y el fruto de su esfuerzo. Durante años la vinieron remando, manteniéndose en la élite del tenis mundial, pero sin el gran logro. La primera oportunidad fue fallida, en la final del Abierto de Australia 2018, cuando perdieron ante el croata Ante Pavic y el austriaco Olivier Marach.
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¿Se derrumbaron? Nada de eso. La constancia fue su mayor virtud, al punto de alcanzar la cima del ranking mundial, pero con el murmullo de no haber alcanzado un Grand Slam. Sin embargo, la historia les tenía deparada una oportunidad más, este sábado ante los franceses Nicolas Mahut y Edouard Roger Vasellin.
De los cuatro Grand Slam del circuito mundial, pocos habrían apostado porque la hazaña se lograra en Wimbledon. En pasto, la superficie más rápida en el tenis y menos favorable en principio a los colombianos, Cabal y Farah debían ganar un largo partido a cinco sets y envestirse de reyes.
Largo de principio a fin. Los franceses, al igual que los colombianos, salieron concentrados y mantuvieron su servicio juego a juego. El fuerte saque de Mahut y el repertorio de Vasellin, puso a Cabal y Farah en presión absoluta. No obstante, como en todo el torneo, ellos mostraron la casta.
Primer set eterno y definición en el tiebreak. Primer desempate de varios que tendría el eterno juego. Allí, los galos mostraron más vigor y se llevaron la manga, dejando cuesta arriba todo para los caleños, aunque Farah haya nacido en Canadá, pero criado en la ‘Sucursal del Cielo’.
Merecido para los rivales tricolores, quienes se repusieron de un momento de angustia, con el pelotazo que recibió Mahut por parte de Cabal, incidente casual que no pasó a mayores.
En el segundo episodio, a Cabal y Farah les tocó remar contra la corriente en todo momento, con juegos en que estuvieron al filo de la cornisa. Sin embargo, con la espada en el cuello, se repusieron para alcanzar el tie-break y allí imponerse, no sin antes venir desde atrás. Todo igualado en más de dos horas de juego.
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El ritmo del tercer set fue un poco bajo, pero la concentración se mantuvo. Las parejas alcanzaron el desempate una vez más sin permitir quiebres, constante en ese momento durante todo el partido. Allí, el viento soplaba a favor de los galos, hasta que una tardía decisión del juez de silla los castigó, desconcentrando a Mahut.
El francés perdió el control y entró en discusión con la autoridad, dándole el resquicio a Cabal y Farah para encaramarse. Los colombianos no desaprovecharon la oportunidad y con la ayuda de la faja de la red, abrocharon el tercer episodio.
Dos sets a uno y la gloria más cerca que nunca. Los franceses, sobre todo Mahut, salieron con furia contra el escenario, los jueces y por supuesto sus rivales de turnos. En los primeros juegos se dedicaron a tirar con violencia, errando algunas ejecuciones, pero acertando algunas imposibles también. Eso les valió para generar el primer quiebre del partido y ponerse 3-1 muy temprano.
Pero la cabeza de la mejor dupla colombiana de la historia no se quiebra con nada y un juego después recuperaron el quiebre. Querían la gloria y nada que se interpusiera en ella podía quitarles su determinación. No obstante, en frente había dos gladiadores y fiel a un partido dramático, los europeos se llevaron el cuarto set en tie-break. Todo tendría su definición en el quinto, sin desempate posible.
Ante la posibilidad de una muy larga noche, después de cuatro horas de partido, la organización decidió cerrar el techo de la cancha central de Wimbledon para la manga definitiva.
Allí era hasta que el cuerpo aguantara. No habría tie-break y tocaba jugar ofensivamente. Por eso consiguieron el quiebre muy rápido, pero esta vez fueron los franceses quienes se recuperaron. Sin embargo, la segunda fue la vencida y con un quiebre más sirvieron para partido. Los nervios se presentaron, pero Cabal y Farah tuvieron el temple para quedarse con la victoria con un smash de Robert. Para la historia y en la historia.